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Russia Russia · Stalingrado
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Ferdydurke rating:
3
Horror. Thriller Bodies are turning up around the city, each having met a uniquely gruesome demise. As the investigation proceeds, evidence points to one man: John Kramer. But how can this be? The man known as Jigsaw has been dead for over a decade.
Language of the review:
  • es
December 14, 2017
4 of 7 users found this review helpful
Es triste reconocerlo a estas alturas, pero llevo los últimos trece años de mi perra vida enfangado, devorado por la culpa, por la duda metódica, cartesiana, consumido por los remordimientos y las indecisiones, en un sin vivir en mí por culpa de "Saw". Cada vez que se estrenaba nueva película de la saga, incluida la primera, siempre me hacía la misma pregunta, irás o no a verla esta vez a pesar de todos tus miedos, angustias y debilidades, habrás superado la fobia de una maldita vez o esta película significará el epítome de tu debacle y memez endeblez, el miedo mayor que engloba todos los otros pequeños y que te impide seguir con tu vida adelante, que te tiene tan acogotado, hundido y engullido que no pareces ni un hombre.
La temía y la deseaba. Más de una década sin salir de casa. Viendo películas y escribiendo críticas (miles de ellas tiradas a la papelera, a Dios gracias) sin parar. Hasta que me hice mayor y me volví más fuerte (como en "Léolo", pero de verdad, espiritualmente). Y ahora no tengo ya miedo a nada ni a nadie. A la octava fue la vencida.
Pero claro, toda cesión o dejación que se alarga en el tiempo deja sus secuelas o huellas. En este caso desgraciado, me ha impedido disfrutar como debiera de este acontecimiento octavo, disfrutar de todos sus interesantes entresijos argumentales, llenos de alusiones y guiños, y de las múltiples capas o facetas de sus fascinantes personajes, John Kramer, Halloran y demás nombres que seguro que en ocasiones anteriores alguno de ellos tuvo mucho más recorrido y un sinfín de sutilezas, riquezas y gracias.
Yo me he tenido que conformar con la yincana y el final explicativo.
Con el día del juicio final y las pruebas de supervivencia.
Diría, como profano en la materia, solo por lo visto esta primera vez, que es un intento esmerado, fértil como el maná, por rescatar al Dios del Antiguo Testamento y el tan querido, y ya por mí puntualmente citado, el conocido y actualmente desprestigiado, incomprensiblemente, concepto o idea del Juicio Final, ahora sustituido por todo tipo de bagatelas aguachinadas y mierdosas al modo New Age o engendros y aberraciones similares, desde una visión posmoderna y tecnológica. Me explico: el gran castigador inquisidor bíblico, el supremo destructor de mundos, personas y enseres, olvidado y silenciado, sojuzgado, censurado y vencido por las fuerzas hipócritas de la corrección y el resentimiento, nos hace una visita desde su retiro dorado, jubilado en La Manga del Mar Menor y cobrando una paga fija y vitalicia que le puso el gobierno de turno (como todos los expresidentes desde que Felipe González, en un buen y necesario día, así, para provecho y bienestar, por el bien común de todos, por la paz justicia social, lo decidió) cuando dejó el cargo, hace mucho tiempo, y de paso nos recuerda que no se ha muerto del todo (estaba de parranda, vivito y coleando) y que de vez en cuando se pasa por aquí para echar el rato, matar el tiempo o frecuentar viejos amigos de batallas o lugares de su gusto y de tan grato recuerdo, y, también, para dar un paseo por nuestra Tierra y Contemporaneidad, a ver cuál es el nuevo o viejo trato, cómo les/nos va. En este caso elige a cinco pazguatos y los echa a rodar. Han sido juzgados y condenados por malvados y mentirosos, y solo tienen una posibilidad de redención: reconocer sus atroces culpas y ya veremos. Por ello penan en el infierno, por felones, rodeados de engendros abismales y máquinas diabólicas, demostrando de esa pérfida manera Yahveh que todavía ve, y que es capaz de adaptarse/ajustarse a nuestra actualidad. Y para que no nos aburramos, para que recordemos o aprendamos mientras palmamos, organiza un mini juicio en forma de juego, como un Risk o un Monopoly para los más viejos y chochos, o como cualquier vídeo juego para los más listos (como ardillas, rojas).
Un pasarratos de un campechano y majadero y liviano que en su absurda inanidad y pobreza argumental te hace gracia un poco entre algún bostezo, alguna risa y algún impacto.
Todo es como muy de broma, muy guiñolesco y paródico, muy camp y grotesco, pueril, sano, deportivo, juguetón. Pero ya se sabe, sobra mucho relleno del montón. La proporción debería ser de nueve a uno, es decir, cientos de pruebas matarifes por cada situación o personaje o diálogo exterior a la pura acción exterminadora. No debería haber más que trampas y muertes, y, si es el caso, algún recuerdo (flashback) malévolo que justifique debidamente (¿qué os creíais, majaderos, ateos de mala muerte, que aquí se mataba por matar, por el placer banal del mal, sin más, por voluntad de poder y ganas de experimentar? Pues no, amigos, estamos en los Estados Unidos de América, nación religiosa (muy protestante, recia y fiera) por antonomasia, ordenada, con criterio y fuste, capaz de aplicar las nuevas técnicas al infinito arte de la masacre moral, el escamoche, y, por tanto, física, al castigo como forma de vida y sentido, sin el cual no somos nada, apenas bestias, piedras) tanta sangre y desafuero, tentetieso.
Es mala de narices, a rabiar, cochambrosa y ridícula, qué duda cabe, pero en su cutrez simpática y jubilosa, bastante sandunguera, vale más que otras igual de penosas, pero más serias y brumosas.
Yo ya superé la prueba, ahora veré las otras siete en orden inverso, y cuando conozca toda la argamasa y sus muchas maravillas arracimadas, volveré listo y fresco para contarla, para gozar (y criticar) la novena que, sin duda razonable de ninguna clase, nos la merecemos y será la mejor de todas.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
Ferdydurke
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