Peter Mullan ya ha demostrado que es un actor muy solvente y con esta su segunda película después de la interesante Las hermanas de la Magdalena confirma que es un director con el que hay que contar. Una vez más nos habla de aquello que conoce, de su tierra natal y de los problemas que esconde una sociedad llena de prejuicios marcada por los desequilibrios sociales, familiares, religiosos y un sistema educativo represivo. Es cierto que toma distancia y lo sitúa en los 70 pero como se suele decir de aquello barros vinieron estos lodos. Producción, fotografía y dirección están muy logrados, aunque se agradecería una mayor síntesis en el guión y pulir las motivaciones del personaje principal a veces incomprensibles, aunque siempre justificadas por la desorientación propia de su edad . Pero sobre todo el gran hallazgo ha sido el descubrimiento por parte de Mullan de Conor McCarron, merecida concha de plata en el pasado festival de San Sebastian, por la fuerza de su interpretación y la veracidad llena de recursos con que dota a su personaje ante diferentes situaciones. Actor novel de tan solo 16 años al que si nada se tuerce le espera una gran carrera. Delincuentes No Educados por otro lado posee uno de los finales mas bellos, poéticos y sugerentes que recuerdo.
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