Uno, dado los tiempos que corren, casi que mira con cierto cariño y nostalgia anticipada este tipo de cine de pantalla grande, de fuegos artificiales, espectacular, creador de mundos visuales donde solo el cine es capaz de llevarnos. Y nada mejor para ello que un cuento y nadie mejor para ello que Disney.

Linda Woolverton, guionista, supo en "Maléfica" (2014) darle con acierto otra mirada a "La Bella Durmiente" de Perrault y a la propia versión de Disney. Ahora, seis años después estira el producto que dirige con plantilla Joachim Ronning mezclando géneros y apoyándose en dos recias columnas capaces de sustentar cualquier producto como Jolie y Pfeiffer. La primera media hora tiene su gracia y ambas están espléndidas, luego la cosa deriva en pirotecnia CGI, en sensación de deja vu de otras películas, en cine amable para toda la familia, en el que al final se agradece una cierta pátina de integración entre seres diferentes y armonía con la naturaleza de la que estamos tan necesitados y cuya falta estamos pagando y vamo a pagar muy, muy caro.

Y colorín colorado...