Otro paupérrimo y despreciable video-clip del terrorista visual Danny Boyle. Película ganadora de ocho Óscars (2008), incluyendo mejor película y dirección; algo que me parece la mayor vergüenza de la historia de la cinematografía mundial. Ese año además competía contra dos grandes films: "El curioso caso de Benjamin Button" y "The Reader". Ambas películas superiores en todos los aspectos a este denostado y penoso film.

No quiero extenderme mucho; si quieres verla, podrás juzgarlo por ti mismo. La decepción que he sentido ha sido mayúscula y no encuentro palabras y bondades para poder admitir que la película merezca tantos premios o, por lo menos, el alto reconocimiento que otros espectadores y/o críticos especializados le han otorgado.

Me parece un despropósito tan fehaciente y dañino al arte que solo puedo encontrar motivos económicos para tantas buenas críticas y premios. Este director británico de video-clips solo atinó con su ópera prima "Trainspotting" (1996), ya que la trama, el montaje y el ritmo del film se adaptaban perfectamente al formato comercial publicitario usado habitualmente por este horroroso artista.

La película es un baile frenético de imágenes ruidosas concatenadas entre los mayores tópicos y estereotipos de la India: los niños abandonados, la pobreza, la miseria, el hambre, las bandas que raptan niños y los someten esclavizados a la mendicidad, etc. No sabemos nada de nadie en la película, ya que las interrupciones son continuas y cada breve diálogo sufre una digresión brusca, junto a saltos de tiempo y espacio continuos, resultando todo un desvarío atronador de imágenes a toda velocidad sin fuste ninguno. La exaltacion de montar imágenes por miedo a no saber que decir con un plano fijo o una simple conversación en calma constituye la marca de presentación del film y el sello penoso de este publicista. Por otro lado, mención aparte para la indigna música electrónica, folclórica, etc. usada (A.R. Rahman); un auténtico horror para cualquier oído educado.

La imagen de la India es otro ignominioso punto flaco del film. El director imperialista quiere hacernos ver que la India es la mayor cloaca del mundo y, puede que lo sea, pero no a costa de la sufrida independencia de la potencia colonizadora británica que nos quiere dar a entender. Resulta peyorativo y maniqueo tanta mierda acumulada en el film, tanta persecución, raptos, palizas, torturas, tanto huérfano, tantos niños de la calle, tanto crimen, corrupción, etc. Y por otro lado, las alusiones sutiles al poder en Occidente y su mayor humanismo, riqueza moral y económica (pareja de turistas americanos engañados que dan 100 $ a nuestro indigente protagonista), resultan fuera de lugar y un insulto al cultivado espectador.

Y ya, para terminar, el ridículo concurso compuesto por preguntas para retrasados mentales, incluyendo como última pregunta para hacerse millonario, -"¿cómo se llamaba el tercer mosquetero"?- (¡chúpate esa!). Por no citar, la impostada historia de amor que se nos vende a lo largo de los años entre la pareja protagonista (sin apenas conocerse, verse en años o hablar algo en la película); así yo también me caso ¡no me jodas!

Decepción indescriptible, estupefacción por los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood (pues creo que se quedaron ciegos, como el pobre niño de la película, en aquella edición) y, sensación de impotencia, fraude y vergüenza por este tipo de montajes publicitarios (video-clips) y como se entremezclan y diluyen entre el resto de producciones cinematográficas e, incluso se premian. Una gran pena y mayor preocupación para los que consideramos el cine un arte.

A años luz de otros filmes que describen y muestran con mucho mayor verismo, acierto y contundencia el drama de los niños en la India, como "Lion" y, la obra maestra, "Salaam Bombay".