Freddie Mercury fue una de esas estrellas del rock que se convirtió en leyenda. Y como buena leyenda, vivió una vida al límite. Una espiral de excentricidades y excesos bailando entre sexo, drogas y rock n' roll. Vivir rápido y morir joven. La gente conoce su historia o, como mínimo, la marca que dejó Queen en la música, con un buen puñado de obras maestras.

Este biopic tiene una de cal y otra de arena. Por una parte, el repertorio musical del que podremos disfrutar de principio a fin hace las delicias del espectador, y en especial en el clímax final, que te deja pegado a la pantalla deseando que siga la música. Así mismo, Rami Malek lleva a cabo una perfecta interpretación. Si la película se sostiene cuando no suenan las canciones, es exclusivamente por su buen hacer.
Sin embargo, todo lo demás me parece mediocre. Esta no es la historia de ascenso, éxito, abusos y final de una estrella del rock. Es una historia de redención, aceptación y reivindicación. Es, en otras palabras, una basura comercial con moralina que busca sacarte la lágrima fácil con drama barato. A mi me da igual que me cambie la historia real, cosa que hace en algunos aspectos, pero que la cambie para convertirla en eso es bastante lamentable.

Sosa, sin riesgo, vulgar, contenida, sin personalidad. Todo lo contrario de lo que fue la banda.

Que no se engañe el público, si al ver esta película llegan a emocionarse, es exclusivamente por la música de Queen, no por las virtudes cinematográficas de la cinta.