Dudo mucho que Ben Stiller fuese consciente de la relevancia que adquirió 'Zoolander' con el paso del tiempo, puesto que, si hablamos de taquilla, cuando se estrenó pasó desapercibida. Pronto, el boca a boca fue haciendo justicia a una de las mejores comedias absurdas de todos los tiempos.

Con el objetivo de mofarse del mundo de la moda, Stiller da vida al descerebrado modelo Derek Zoolander, que ha pasado a la historia por ser absolutamente irresistible, guapo y sus penetrantes miradas. Ahora, su reinado se ve amenazado por el nuevo y guapo Hansel, un Owen Wilson como perfecta contrapartida rubia. Ambos se verán envueltos en una trama mucho mayor que es mejor no desvelar para llevarse las sorpresas.

La mejor forma de ver 'Zoolander' es apagando las neuronas y dejarse llevar por la alocada historia que propone Stiller. Puede que, incluso, en un primer visionado, simplemente os parezca una tontería más, pero con el paso del tiempo seguro que necesitáis ver otra vez la brutal escena del duelo de pasarela, capitaneado por David Bowie, la entrega de premios, o el gran descubrimiento de la mirada Magnum. Hay tantas, tantísimas coñas a las que hacer referencia, que no caben en una sola crítica.

Stiller intentó, años después, recuperar el personaje en una tardía y sosa secuela que es mejor olvidar. Me quedo, sin duda, con la original. 

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