La vuelvo a ver y sigo reiterándolo: ¡Qué bueno era Michael J. Fox! Me atrevería a decir que, sin duda, el mejor actor de su generación. Catapultado por el contundente éxito de la saga de ‘Regreso al futuro’, en los años 90 era capaz de vendernos lo que sea con su porte y su derroche de carisma en pantalla.

Es que era aparecer en la escena y el espectador ya estaba esbozando una sonrisa. Recuerdo ver sus películas de joven y pensar en querer ser como él. Un intérprete sensacional que el Parkinson nos arrebató demasiado pronto.

Aquí, estamos ante una película simple, divertida y entretenida que sirve, esencialmente, para su lucimiento. ‘Teen wolf’ es la actualización de la mitología del hombre lobo llevándola a un escenario novedoso: el del instituto, y los problemas que generaría para un chico de esa edad convertirse en el “bicho raro” de la clase por este problema genético. Ya sabéis, quiere ser el más popular, la estrella del equipo de baloncesto, conseguir a la chica… y, de repente, se ve convertido en un licántropo contra su voluntad.

Es un filme al que no hay que dar muchas vueltas, de esos pasatiempos ligeros que es mejor ver y, simplemente, disfrutar con una sonrisa. Me atrevería a decir que algunos diálogos o momentos puede que no pasasen el corte hoy en día, pero es una película a la que no hay que pedir demasiado y situar en su contexto.

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