Ni los responsables de DC lo vieron venir. Desde luego, están hilando fino, muy fino a la hora de escoger personajes femeninos porque, el nombramiento de Margot Robbie como Harley Quinn y el de Gal Galdot como Wonder Woman son las mejores decisiones que han podido tomar. Pueden ser mejores o peores las películas que protagonicen, pero es destacable cómo ellas lo dan todo, ABSOLUTAMENTE TODO, por su personaje. Y es que Robbie se come la pantalla cada minuto de ‘Aves de presa’ porque es dinamita, espectáculo, locura… ES LA PELÍCULA.

Acostumbrados a concatenar proyectos de un universo cinematográfico extendido, hay que tomarse ‘Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn)’ casi como un experimento, como una película solitaria que encaja bien con ‘Escuadrón Suicida’ y que sirve para presentar a otro grupo de personajes, unas mercenarias guerreras bien descritas que son capaces de seguir el juego de la actriz principal. Inevitablemente quedan eclipsadas, pero que no os despiste el fuego de artificio, ellas también están conectadas a la función. Ewan McGregor hace de villano y es un rostro que siempre gusta ver.

Su esquizofrénico montaje da para mucho, desde escenas de acción en las que Robbie (la batalla en la comisaría es puro Harley Quinn) y las chicas (el final) se exhiben de lo lindo, hasta un número musical guiño a McGregor. Lo mejor, sin duda, es que hacía tiempo que no me reía tanto con una de superhéroes.

Con un potente espíritu feminista y una banda sonora pegadiza, la cinta se va haciendo fuerte según pasan los minutos. Se agradece su hora y cuarenta minutos, que pasa volando entre luces, brillos y locuras de su desatada protagonista. Aunque su alocado montaje desconcierta al principio y me costó un poco entrar a su juego, terminas entendiendo a lo que quieren jugar. Un film que solo pretende entretener y presentar iconos que conecten con el público femenino.

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