Cuando nació el cine, Marie Dressler ya era experta en la interpretación. Realmente se llamaba Leila y desde niña había trabajado en los vodeviles.
Debutó en el cine cómico con 45 años. Su papel de Tillie es legendario, y por aquel entonces, Chaplin era segundo en los títulos de crédito.
Pero lo que no esperaba es que, con la llegada del cine sonoro y con 60 años, ascendiera al estrellato absoluto. Porque en aquella época se necesitaban actores con experiencia en el teatro que supieran vocalizar e interpretar correctamente.
Trabajó con las estrellas de Hollywood de aquella época (Greta Garbo, John Barrymore, Jean Harlow, Wallace Beery, Lillian Gish…) y se llevó el Oscar a la mejor actriz en 1931. Lamentablemente su brillante trayectoria en el cine sonoro duró poco, porque un cáncer se la llevó a los 65 años.
La película “Emma” fue un vehículo para su lucimiento. Se puede ver que en el cartel promocional solo se veía su rostro.
Basada en una historia de la escritora y periodista Frances Marion, tenía su parte de comedia y su parte de drama. Interpretaba a Emma Thatcher, una criada que había trabajado toda su vida en un rico hogar y había visto crecer a todos los chicos de la casa. Realmente había ejercido como madre de todos ellos. Pero cuando el viudo decidía en la vejez contraer matrimonio con la veterana criada todo se torcía.