La serie, en general, da lo que se espera de ella: ricachones sin escrúpulos, lujo, inmoralidad, crímenes, organizaciones mafiosas y oscuros secretos. Los escenarios donde transcurre la acción resultan atractivos y la historia se sigue con interés. Pero creo que no merece una continuación y me quedo en la primera temporada.
El primer episodio y el último son buenos, pero a lo largo de los otros ocho, la cosa se alarga innecesariamente con algunas subtramas y secuencias que sobran. Hay algún episodio que merece ser pasado deprisa. Los aspectos que menos me han gustado los comento en el spoiler.
Hablando de las cosas buenas, me gustó la protagonista, Julia Stiles. Su personaje, la elegantísima Georgina, vive su cuento de hadas particular tras casarse con un millonario y poder dedicarse al arte con despreocupación. Cuando su marido fallece al sufrir un atentado en un yate, su vida se vuelve un infierno al encontrarse metida en un lío marcado por los turbios negocios. Merece la pena seguir a Georgina en su investigación. En su ruta, llena de amargas sorpresas, su interés se centra principalmente en saber si su marido realmente la quiso o solo fue un peón más en el tablero.
Otros personajes que merecen la pena son la matriarca Irina (Lena Olin), capaz de cualquier cosa por defender a su familia y la brutal y atormentada Nadia (Nora Arnezeder).