No es un error mio; ese es el título de la crítica. Porque no hay otra peli que me teletransporte a la pureza de la infancia como lo hace ésta. Cada vez que la veo me siento como "cuando era pequeño", como la Navidad en familia me hacía sentir a esa edad. Cada vez que la veo siento con la misma fuerza las mismas emociones y desencadenadas por ... ¡ Las mismas frases, la misma historia y las mismas expresiones ! ¿Cómo puede una secuencia de acontecimientos que he visto tantas veces y cuyos diálogos casi sé de memoria, seguir haciéndome sentir lo mismo y siempre con la misma intensidad? ¿No es esto acaso magia?. Cuando somos niños sentimos con intensidad aquello que ni siquiera comprendemos y, cuando crecemos, creemos comprender muchas cosas que, sin embargo, no conseguimos sentir como antes por mucho que lo intentemos. Este canto a la humanidad hecho cine rompe esa evolución perversa que encierra el madurar y... es maravilloso que así sea, aunque sólo sea por un rato. ¡¡¡ QUE BELLO ES VIVIR!!!