Otras vez vemos una película que juega con el subconsciente (ejemplo : el resplandor de una mente sin recuerdos , el laberinto del fauno) y como la mente activa una serie de trampas, barreras y olvidos para mitigar el dolor de algún acontecimiento traumático, esta capacidad humana de re-silencia es el motor de esta película, que en una primera mirada (algo que nunca debe hacer un buen crítico) pareciera ser floja y hasta aburrida y sus personajes poco profundos, sin embargo es todo lo contrario, el director se mete tan profundamente en el personaje dañado que llega a convertirse en un terapeuta , en un sanador .Buscar dentro de nosotros mismo que nos llevo a sentir las fobias y los miedos del presente, buscar la génesis de todas nuestras emociones, que se activan con los recuerdos que han quedado en lo profundo de nuestra psique. Solo con un buen psicoanálisis se pueden dar luces de como se gestaron, es esta función psicoanalítica la que nos presenta el joven director Gee Malik Linton , nacido en el mismo Brooklyn de New York donde mismo se filmo la película, es por eso le resulta tan familiar bucear por el mundo de los bajos fondos de la ciudad y nos puede mostrar los códigos de la delincuencia con tanta facilidad y hasta diría con una normalidad que asusta, y lo vulnerables que somos a cualquiera que transite por los oscuros caminos que están lejos de la ley, en esa oscuridad aveces solo nuestra fe, solo lo sobrenatural puede salvarnos, una ayuda desde el cielo que equilibre el bien y el mal