Se dice que la historia del famoso eslogan de la cafetera de marras se debe al gran George Clooney, AKA Giorgio il Magnifico. Por lo visto, llegó al rodaje del anuncio apuradillo y no se había aprendido el guión, y cuando la cámara empezó a rodar dijo el nombre de la cafetera y... ¿qué más? Hubo un momento de confusión, miradas de "¿me estás vacilando?" y finalmente, berrido aprobatorio del director: aquel ejercicio de caradurismo era una genialidad, y así se iba a quedar.

Pues eso. El golpe en sí es insostenible, el guión es tramposo, y cuando te quieres dar cuenta allí está Giorgio mirándote con esa sonrisa de medio lado, con la Roberts agarrada, y te dice aquello de "What else?" mientras le destella un diente. Y tú ves le peli, te tragas el vacile, te lo pasas genial, y no pasa nada. Todos contentos.

Porque mola, y punto.