Finales de 1950, el hombre ha construido unos submarinos atómicos que se hayan prestando servicio transportando carga y pasajeros de forma regular por debajo del casquete polar ártico; todo va bien hasta que empiezan a suceder una serie de desastres que obligan a cerrar la transitada ruta y mandar al submarino militar atómico, "Tigershark", a investigar que está pasando.

Tras la canónica presentación de científicos y tripulación en la que se nos muestran su personalidad y singularidades, ya tenemos al submarino enfilando hacia la zona critica, todo ello bien narrado (una entrañable voz en off característica de la época, líneas moviéndose sobre un mapa informándonos del recorrido de la nave, y tripulación con la adrenalina subiendo según se acercan al objetivo), bien fotografiado y con unos efectos especiales a los que su voluntariedad e ingenio salvan de cualquier espíritu critico ante cualquier espectador con mínima capacidad de entendimiento.

A partir de aquí, el contacto con el enemigo, la naturaleza de este y las explicaciones científicas, logran conjugar de forma brillante, ovnis, energía magnética, energía atómica y tácticas de ataque y defensa, de forma muy entretenida, y una vez metidos en batalla con ovni y submarino varados en el fondo del mar, la función se pone realmente interesante en cuanto a acción, muertes terroríficas y trepidante e imaginativo desenlace, haciendo de la película una verdadera joyita para el degustador de buena serie B de la época, y teniendo en cuenta que el extraterrestre es clavadito a uno de esos 2 que podemos ver merodear de vez en cuando por "Los Simpsons" (Kang y Kodos), y que por su atmósfera se podría considerar el episodio piloto de la entrañable y entretenida "Viaje al fondo del Mar 1964 - 1968" de Irvin Allen, casi diría de obligada visión hasta para el que haya tropezado con la película como regalo en un periódico, caja de cereales, o similar.

Sigue en spoiler por falta de espacio: