Exóticos paisajes de los Mares del Sur (rodada en el jardín botánico de Los Ángeles y alrededores), guapas y rotundas mujeres con falditas y top arropando a una guapísima (y justita actriz, acojonante la escena en la que la vemos hablando con su gemela al final), María Montez, que se nos presenta por partida doble (gemelas), una brillante fotografía en technicolor, Lon Chaney Jr en el papel de sacerdote que secuestra a la María Montez civilizada cuando estaba a punto de casarse y se la lleva a la Isla Cobra (lugar del que fue arrojada a un barco extranjero cuando era niña para salvarla de la muerte, ya que su hermana gemela era la elegida por el ritual cobra), Sabu (este chaval tiene carisma para dar y tomar) enrolado de polizón junto al marido privado de la boda que se ha dirigido a la isla a rescatar a la futura parienta, exotismo y exuberancia en vestuario, decorados, y coreografías (atención a la danza cobra de María Montez) para dar y tomar; todo esto y más es lo que el maestro Robert Siodmak (nada menos que Richard Brooks metiendo mano al guion) nos regala en apenas 1 hora de metraje, pura delicia kistch juzgada con los ojos del espectador de hoy en día, y supongo todo una gozada para los espectadores en los difíciles tiempos del penúltimo año de la Segunda Guerra Mundial (1944).