Parece mentira lo bien que ha envejecido Nosferatu, una película que a día de hoy tiene 93 años. Sirve para dar una patada donde más duele a esa gente (jóvenes, sobre todo) que desprecian el cine en blanco y negro y/o el cine mudo por ser antiguo. Pues he aquí una película ya muy anciana que conserva intacto su atractivo y su vigencia.
Hay que reconocer que para el espectador del siglo XXI la historia ya no da mucho miedo, ni siquiera por la inquietante y poderosísima presencia de Max Schreck, pero la cinta de Murnau sigue siendo una de las cúspides de la técnica cinematográfica de todos los tiempos (repetimos, para la edad que tiene) y una producción ciertamente inquietante, además de una de las adaptaciones más fieles que se han hecho de la novela de Stoker, por mucho que le pesara a su viuda en aquel momento.
Benditas copias piratas que, después del fallo contra Murnau que ordenó quemar las copias de Nosferatu, permitieron que las generaciones posteriores pudiéramos disfrutar de esta gran joya del cine.

Lo mejor: Su estilo, lo bien que ha envejecido y la potente actuación de Max Schreck
Lo peor: Así como que mucho miedo ya no da al espectador del siglo XXI