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Sibila de Delfos rating:
8
Drama. Romance Texan rancher Bick Benedict (Rock Hudson) visits a Maryland farm to buy a prize horse. Whilst there he meets and falls in love with the owner's daughter Leslie Benedict (Elizabeth Taylor), they are married immediately and return to his ranch. The story of their family and its rivalry with cowboy and (later oil tycoon) Jett Rink (James Dean) unfolds across two generations.
Language of the review:
  • es
October 26, 2013
7 of 8 users found this review helpful
Viendo Gigante, uno tiene la sensación de que ya no se hacen películas así.
Como muchos de los grandes clásicos de la época dorada de Hollywood, la película de George Stevens (buen realizador que sabe sacar el máximo partido a los impresionantes exteriores y las escenas de masas, aunque los planos domésticos le quedan algo sosos e impersonales) es un melodrama cuidadísimo, de sabor auténtico, en el que da gusto no encontrar cosas superfluas o, aunque parezca extraño decirlo, tacos y sexo innecesarios. En definitiva, es una película que reivindica el valor de lo sencillo desde el punto de vista argumental y de ir al grano para lograr la máxima eficacia en sus diálogos y situaciones y también la máxima identificación con sus personajes. Hay que reconocerle también a Stevens que sabe sacar lo mejor de un Rock Hudson muy alejado aquí de su clásico papel de galán de las películas con Doris Day. Y cómo olvidar a Elizabeth Taylor, que siempre ha sido una de las mejores actrices de la Historia, acercándose ya a la monumental intérprete de La gata sobre el tejado de zinc, Cleopatra o sobre todo ¿Quién teme a Virginia Woolf?
O al menos durante un rato. Porque cuando desaparece de escena el Jett de un espectacular James Dean (no sé si alguna vez ha habido un actor que con veintipico años haya tenido una presencia en cámara tan apabullante, masculina y carismática. Es simple y llanamente la definición de una estrella de la pantalla), el interés de la trama decae mucho. No resulta demasiado estimulante ver los dilemas familiares, raciales y personales de los personajes durante tantísimo metraje (¿tres horas y diez minutos? no hay quien defienda esa duración, a todas luces excesiva). Afortunadamente, el tercio final recupera el brío de su primera hora y media.
En definitiva, una película que hay que ver, maravillosa y que produce multitud de sensaciones en el espectador, pero ni mucho menos perfecta ni una obra maestra.

Lo mejor: Los actores y todo su primer acto, hasta que Jett encuentra petróleo.
Lo peor: Es eterna y el interés decae una vez James Dean desaparece de escena.
Sibila de Delfos
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