Pormenorizada (quizás demasiado) película bélica, que narra un acontecimiento real, y que Michael Powell y Emeric Pressburger han dirigido de forma que resulte creíble aunque poco emocionante.
Y es que ya se sabe cómo es el cine de este par de estupendos realizadores, precioso desde el punto de vista plástico, y algo frío desde el puramente emotivo.
Aquí hay de todo, no obstante. No, no hay nada que ponga los pelos como escarpias, pero sí que su primera media hora es muy grata al aparecer dos de los personajes principales de la historia, el capitán Langsdorff, marinero alemán valiente, decidido y sobre todo honorable, y un capitán británico que ha sido hecho prisionero. Una relación basada en el respeto e incluso admiración, donde el honor entre enemigos prima sobre el odio y el rencor.
Más tarde, cuando se suceden las primera embestidas entre las tres fragatas y el acorazado alemán, surgen excelentes escenas de acción. El estallido de los disparos en las proas e incluso en el puente de mando, están maravillosamente filmadas.
Sin embargo, una vez llegan a Montevideo la cosa cambia... creo que a peor. Todo se ralentiza aunque el interés sobre cómo finalizará todo no decaiga. Pero sí su ritmo.
El final, inesperado si no se sabe de antemano la verdad del asunto, sorprende.
Buenos intérpretes para un film que creo no ha resistido demasiado bien el paso del tiempo, pero sigue siendo un ejemplo de buen cine británico.

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