Peculiar historia que está hecha con desbordante sencillez, pero con gran pasión. En el cine mexicano de los setenta, influenciado por otras cinematografías del mundo, es donde encontramos el cine más arriesgado, diferente o visceral. Jaime humberto hermosillo supó rodar de buena forma algo casi lúdico, que plantea posibilidades que solo ocurren en la imaginación más despierta. Pues bien, la aventura está servida con un tono desenfadado; por momentos con ligereza, como si lo que ocurre fuera un juego y todo transcurriera en otra realidad.

Para los que gusten del cine que trasciende por su carácter de único, está es una propuesta, refrescante en su momento, que puede fascinar a los que busquen historias libres de pretensiones o un curioso cine del que ya no se hace.