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Mauritius Mauritius · Vheissu
Jean Ra rating:
5
Drama Archie Rice, a pathetic music hall comic, plagued by debts, manipulates those around him in a defiant and selfish attempt to survive against improbable odds. He drinks, makes crude philosophical jokes about sex and politics and humiliates his lamenting, gin-soaked wife. Archie lures his father, Billy Rice, out of retirement for a benefit performance which will ultimately bring financial aid to Archie and his impractical investments.
Language of the review:
  • es
December 3, 2010
15 of 19 users found this review helpful
A las películas de Tony Richardson les cuesta horrores moverse. Si bien al principio no molesta, cuando ya has pasado un rato mirándola, te das cuenta que comienza a hacerse pesada y que la historia apenas sí se ha movido nada. Visto con buena voluntad, se podría decir que eso se debe al amor del director por sus personajes. Y sería una opción válida de no ser porque los personajes de Richardson no tienen demasiada vida, efervescencia o encanto a pesar de sus visibles esfuerzos por dar esa impresión. El personaje de la esposa, aún siendo a todas luces una víctima, acaba resultando profundamente irritante; los chistes de Archie nunca tienen gracia y su conducta contradictoria parece aleatoria y el personaje de la hija, con sus penas y cabezonería, se parece más a un grano en el culo que a la muchacha abnegada y cariñosa que se busca representar.

Y es que pesa la sensación que no se ha sabido jugar con las proporciones. Las escenas "cálidas" no funcionan por insulsas (la del cameo de Finney... ¿no debería suponerse que se va a misión y no a comprar el pan?) y en las dramáticas Richardson se relame demasiado cargando las tintas. Los únicos momentos que encuentro acertados son el del monólogo final de Archie sobre las tablas, antes de la llegada de la policía, y ése en el que la madre de su amante le llama por teléfono y hay una chica esperándole para pedirle un autógrafo y que forma el cuadro más patético que haya visto últimamente. Pero aún y así, en esas escenas estimables, también se encuentra ese aire de forzado y deprimente pesimismo que con tanta insistencia se busca en cada minuto de la película y que, por lo menos en mi caso, queda lejos de resultar verosímil, no digamos ya emotivo. Richardson demuestra no ser un buen director, ya que ni la película tiene suficiente consistencia y honestidad para que el espectador pueda sentir que está profundizando en alguna cuestión importante ni tampoco tiene sabiduría que ofrezca algún tipo de esperanza. Y lo de la ironía del payaso triste no es algo que invente esta película. Seguro que Richardson había visto "Candilejas" antes de dirigir ésta.

Que nadie se deje engañar por su aparente sobriedad, este hombre fue todo un quejoso.
Jean Ra
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