Cuando se estrenó esta película en 2005 ví los carteles en el cine y pensé: “¿Robert Downey Jr. y Val Kilmer? uff, están acabados, no me quiero ni imaginar cómo será lá película de mala”. Han pasado 5 años y las cosas han cambiado bastante, RDJ salió del pozo del olvido de los actores que arruinan su vida por culpa de las adicciones y ahora tiene una de las carreras más exitosas de Hollywood. Y yo soy una ferviente admiradora suya porque es un actor que ha demostrado que puede hacer cualquier cosa y lo hace bien: su actuación en Chaplin es increíble así como en Tropic Thunder, demostrando así que tiene un gran talento tanto para el drama como para la comedia, una versatilidad que ya quisieran muchos actores además de un carisma inigualable.

Pero aunque lo parezca esta crítica no es sólo para dar rienda suelta a mi debilidad por Robert Downey Jr. sino también para hablar de una película que me sorprendió gratamente: Kiss Kiss, Bang Bang es una mezcla entre parodia y homenaje al cine negro y de detectives. Está entre la comedia y el thriller e intenta romper con los clichés del género con una ágil y original narración que no molesta porque desaparece justo cuando tiene que hacerlo, por suerte.
Val Kilmer nunca ha sido santo de mi devoción pero en esta película no está mal, sin embargo creo que no llega a la altura de Robert Downey Jr. que nos deleita con un personaje un poco tonto (pero sin llegar a límites inverosímiles de tontería como pasa en otras películas), que se ve metido por casualidad en una oscura trama de asesinatos que está conectada con su amor de infancia.

La película es muy divertida, con un ritmo que no decae en ningún momento y francamente entretenida, es mucho más de lo que se puede esperar de un director novato como Shane Black cuyo único mérito es ser el guionista de Arma Letal.