Booksmart (mejor obviamos el ridículo titulo en España) es una comedia sobre dos amigas adolescentes y muy listas que están a punto de graduarse. Justo en ese momento, se dan cuenta de que han echado por la borda sus mejores años estudiando, y deciden acudir a la última fiesta del instituto.

Este film supone el debut como directora de la actriz Olivia Wilde (Trece en la serie House) y, a pesar de haberse quedado en tierra de nadie respecto a la taquilla (no ha interesado a casi nadie) la crítica ha quedado más que contenta, con opiniones más que favorables.

Una vez vista la comedia se entiende, ya que estamos ante una grata sorpresa, con momentos muy inspirados, personajes fascinantes (sobre todo las dos grandes protagonistas) y que supone una película tan simpática y agradable como recomendable.

Olivia Wilde ofrece una dirección más que correcta, sin abusar del corte independiente y con momentos muy logrados (como en de la animación). Supone un gran debut y se tendrá que seguir su pista de cerca.

En cuanto al guion, es muy inteligente y aunque bebe de otros proyectos como Superbad (se parece a esta demasiado, pero sin su mala baba), tiene su propia identidad, ofreciendo unos personajes geniales y una historia de amistad agradable y auténtica. 

Las dos protagonistas son fabulosas, muy bien dibujadas y que caen bien enseguida (y con las que se puede empatizar). Y lo más importante (y que Hollywood suele olvidar cuando se trata de personajes femeninos en comedias): son divertidas. El resto de secundarios son desternillantes (a cada cual más hilarante). 

Y sí, la película no recurre a la mala leche de otras producciones de la misma índole, pero tiene los suficientes momentos divertidos para sacarnos unas risas, así como momentos emotivos y sentimentales que mejoran la experiencia, siendo una comedia redonda. 

En cuanto a las actrices, Kaitlyn Dever y Beanie Feldstein, están perfectas, ofreciendo unas interpretaciones entrañables y carismáticas. El reparto de secundarios no se queda atrás, con mención especial para una Billie Lourd pasada de roscas y muy divertida.

En conclusión, estamos ante una gran sorpresa y una genial comedia, más que recomendable, y donde todos sus factores (dirección, guion, reparto) funcionan a la perfección. Si se hubiese estrenado hace décadas, estaríamos hablando de un referente generacional y una cult movie, pero hoy en día cuesta sorprender y es una lástima que esta comedia sobre la amistad se haya quedado en tierra de nadie y haya pasado más que desapercibida, cuando es genial y una de las mejores películas del año. 

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