Adoro a los vampiros en el cine, pero creo que esta saga cada vez se aleja más de este género. Sin colmillos, sin sangre, sin bajas pasiones, no creo que ninguno de ellos tenga esa mezcla de atractiva maldad a las que estos personajes, los vampiros, nos tienen acostumbrados en el cine (y si no, recordemos como despierta Drácula toda la sensualidad de la purísima Wianona Ryder en aquel legendario film).
Fui a verla pensando que en algo mejoraría la primera parte, que buscaría más acción e intriga y me encontré con un larga y bastante aburrida película, casi en su totalidad, con absoluta previsibilidad por parte de cualquier aficionado a la gran pantalla. Han mejorado la banda sonora, la fotografía y algo los efectos especiales, de acuerdo, pero ¡por Dios!, nos enseñan a unos hombres lobo que cualquier mujer desearía tener en su casa como perrito de compañía. Y un vampiro protagonista que bien podría dedicarse al mundo de la pastelería.
Está claro que la adolescencia y los vampiros tienen algún extraño vínculo o así lo recuerdo yo cuando pasé la mitad de mi adolescencia adorando la película "Jóvenes Ocultos", que, en fin, deja bastante que desear desde mi perspectiva actual.
Pero es incomparable la actitud que desprende el jovencísimo Kiefer Sutherland vampiro de "Lost Boys" con la blandengue postura del joven Cullen.
Comprendo que las adolescentes se vuelvan locas ante el esculpidísimo torso de un hombre lobo que ni siquiera ha desarrollado la barba. Yo también lo haría, aunque actualmente lo único que me despierta es una ternura casi maternal de ver como un grupo de teatro de instituto intenta hacer una película de vampiros con "el guapo de la clase", "el interesante", y únicamente apoyados por la única actriz de la película, su protagonista, que creo que con algunas horas más de vuelo nos podrá llegar a dar buenos momentos en la pantalla.
No obstante no deja de ser divertido, con cierta edad, compartir sala con cientos de adolescentes que no pueden evitar grititos de emoción cuando ven a su hombre-lobo quitarse la camiseta.
Definitivamente, película no muy recomendable para mayores de 17 años.