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Chris Jiménez rating:
10
Drama Un Chien Andalou is Bunuel's first film and collaboration with Salvador Dali, a surreal exploration of desire and passion. L'Age D'or is another collaboration with Dali, a surrealist dissection of civilised values.
Language of the review:
  • es
July 23, 2018
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Los sueños. Extrañas quimeras surgidas de lo más profundo de nuestra mente y pulsiones, de la manera más aleatoria, quizá unidos por una fuerte conexión con la realidad, ¿quién sabe? Muchísimo se ha teorizado sobre ellos y nada está claro todavía.
Luis Buñuel afirmaba dormir con un cuaderno sobre su mesilla para apuntar, recién despierto, lo que su subconsciente había estado maquinando durante la noche.

Y es que a veces lo real es insoportablemente plano y uno tiene que deslizarse al mundo de los sueños para dar sentido a sus peripecias diurnas, de ahí precisamente surgiría las ideas para conformar la que sería la primera gran obra del surrealismo. Nacido en un pequeño pueblo de la provincia de Teruel, Luis Buñuel Portolés se mudó a tierras francesas cuando contaba 25 años, mostrando gran interés en el cine y el teatro, lo que le valió para conocer a influyentes personalidades del mundo del arte y así poder ingresar en una escuela privada regida por Jean Epstein.
Éste, que pertenecía a un grupo de realizadores vanguardistas llamado Escuela Impresionista, quienes intentaban hacer un cine intelectualizado para minorías, era uno de los más reconocidos e innovadores en la época, y acabaría fichando a Buñuel como asistente de dirección. Entonces se dio su encuentro con el artista Salvador Dalí; mientras uno había soñado con una mano llena de hormigas, el otro soñó con un ojo siendo cortado por la mitad, y a partir de ahí empezaría a fraguarse un curioso guión, que durante una maduración de seis días se convertiría en cortometraje, sólo siguiendo una norma: que no hubiera en él ni rastro de explicación racional.

El crepúsculo de la lógica, el arrobamiento ante la catarsis y el asombro, escapando de esa falsa verdad que nos acorrala día a día, entre paredes de hormigón, discos disonantes y cuerpos clónicos, cortesía de la distopía capitalista; en la desestructuración formal y la plasticidad poética encontramos ese vampirismo inconexo y genuino que nos transporta a un registro sensible totalmente inédito, ajeno a cualquier alienación exterior, demostrando que, en lo nunca atisbado está todo instante perfecto. Ese paréntesis con la realidad, esa brecha en el camino de la disfunción cerebral, encuentra su retrato en "Un Perro Andaluz".
Filmada en poco más de una semana con un muy limitado presupuesto, Buñuel y Dalí recrearon con imágenes en movimiento la obtusa mecánica que domina en los sueños, que trastoca cualquier intento de razonamiento y orden; la "narración" salta del "érase una vez..." a "ocho años después" y luego a "dieciséis años antes", los pianos con animales muertos encima aparecen de repente, los protagonistas se mueven por el espacio sin preocuparse de lo que les rodea, sólo de los impulsos y sensaciones que perciben.

Usando una crítica violencia, un humor negro realzado por lo siniestro de algunas imágenes y el uso de la música, un ataque más que literal a la iglesia y a sus estrictas enseñanzas (el director recibió una educación jesuita que le dejó huella), algunas referencias a escritores o artistas y una supuesta conexión con el psicoanálisis y las teorías "freudianas", el carnaval de sombras y luces, figuras grotescas y situaciones absurdas propuestas por Buñuel y Dalí desobedece cualquier norma dejando indefenso a ese espectador que busca a cualquier precio descifrar o interpretar a través de un discurso o un conocimiento "Un Perro Andaluz", abismo onírico capaz de acoger toda suerte de significados y que sólo rinde cuentas a sí mismo.
Aparte de unas imágenes que se inyectan directamente en nuestras retinas, no hay que olvidarse de las memorables actuaciones de Simone Mareuil, Pierre Batcheff (quienes cometieron suicidio en años posteriores), Fano Messan y de los mismos Dalí y Buñuel, este último apareciendo justo al principio, sujetando la navaja en ese prólogo que permanece como una de las escenas más impactantes de la Historia del cine.

El cortometraje, rodado por el sr. Buñuel como ataque a los burgueses intelectuales del momento y su arte "avant-garde", fue, paradójicamente, alabado y encumbrado por ese mismo grupo de gente.
El director y Dalí fueron introducidos por el poeta André Breton en las filas de los artistas del surrealismo más selectos, así como "Un Perro Andaluz" permanece entre las obras cinematográficas más fascinantes y sorprendentes jamás rodadas.
Chris Jiménez
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