Una película que he visto dos veces. La vi, me gustó y... la olvidé. La volví a ver y enseguida recordé haberla visto. Eso es esta película: una especie de historia sutil, no muy original pero sí tremendamente honda, punzante, que atraviesa al espectador y que le interesa desde el inicio hasta el final. Nada más. Y nada menos, claro. Una superlativa Elvira Mínguez, esa actriz que parece haber tomado el testigo en la madurez de Charo López, pero mucho más todo terreno que ésta, encabeza un reparto muy atractivo y en el que todos funcionan, incluyendo a un Nancho Novo que debería mostrarse más en el cine. La soledad y la incomunicación de todos los miembros de una familia está contada con contención, con sinceridad, a ratos con toques de humor. Chirría un poco, quizás, la parte fantasiosa que el niño pequeño nos muestra, a lo mejor debería haberse incluido de alguna otra forma. Pero los adolescentes y niños, también solos en la historia, son muy importantes en la trama y, además, encajan bien con el resto de personajes y con la misma historia en general. Una muestra de cine español más que prometedor. Bien dirigida por los Ulloa, a ver si veo si han hecho algo más.