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Natxo Borràs rating:
6
Sci-Fi. Thriller. Drama. Comedy Don Johnson plays a young man in a post nuclear war world who has an interesting friend, a telepathic dog. The dog gives him an advantage in dealing with the barbaric world he lives in. When Johnson finds one place that has escaped the devastation of the war, he also finds some rather odd attitudes.
Language of the review:
  • es
August 5, 2011
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La III Guerra Mundial se prolongó durante treinta y tres años (de 1950 a 1983) con un Tratado de Paz firmado en el Vaticano. La IV Guerra Mundial se produjo en 2007 y solamente duró cinco días, los suficientes para vaciar todos los arsenales de misiles del planeta.

En algún lugar de la devastada Arizona los supervivientes de ése último conflicto global buscan entre los escombros pero los más atrevidos escarban bajo tierra, en busca de refugios nucleares donde pueden hallar alimentos en conserva. Vic (Don Johnson) es un joven errante que con su escopeta y su perro Blood con quien mantiene conversaciones telepáticas, tiene los recursos suficientes para sobrevivir. A su entrañable animal de compañía le proporciona comida a cambio de que el peludo olfatee si hay alguna mujer a la vista.

Modesta cinta de Ciencia-Ficción de ambientación post-apocalíptica que nos sitúa en unos parajes desérticos donde reinan los restos ardiendo de lo que fue la civilización moderna, reducida a escombros. Muy al estilo de “Mad Max” pero con un presupuesto reducido pero que alegrará a los fans del género poco exigentes que les gusten las historias peculiares de la serie B olvidada.

La película fue dirigida por el también actor L. Q. Jones, nacido en Texas en 1927, y conocido por sus intervenciones secundarias en las películas de Sam Peckinpah “Mayor Dundee” (1965) y “Grupo Salvaje” (1969). Como hiciera Georges Lucas en 1971 con su orwelliana “THX 1138” L.Q. Jones nos propone dos mundos opuestos; uno parcialmente enterrado bajo Tierra en que imperan la moral y los modales de una sociedad que se creyó extinta después del cataclismo nuclear; un espejismo de lo que antaño fueran los granjeros y amas de casa de las comunidades rurales conservadoras de la América Profunda, gobernada por un poco convincente Jason Robards, y en que todos van maquillados de rostro, reflejando su escasa exposición a la luz solar debido a su vida subterránea y alejada de la radiación y salvajismo de la superficie. Genial la secuencia casamentera en que el personaje de Don Johnson se ve forzado a casarse con casi cuarenta mujeres con fines procreativos.
Natxo Borràs
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