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Spain Spain · Madrid
keizz rating:
7
Comedy. Drama Vanda is an unusually talented young actress determined to land the lead in Thomas' new play based on the classic erotic novel, Venus in Fur. Vanda's emotionally charged audition for the gifted but demanding playwright/director becomes an electrifying game of cat and mouse that blurs the lines between fantasy and reality, seduction and power, love and sex.
Language of the review:
  • es
March 13, 2014
52 of 73 users found this review helpful
En esta película, Polanski ha dado una vuelta de tuerca más al polanskismo. La atmósfera ya definitivamente es su propia atmósfera. La sensación de claustrofobia se intensifica. Cuatro actores ya eran muchos, esta vez dos. No me extrañaría que la próxima película de Polanski (si la hay) sea con un solo actor metido en una caja, haciendo un monólogo.

Pero tiene derecho a hacerlo. Es el cine que le gusta, y hace bien, se lo puede permitir. Además, a sus seguidores nos gusta. Personalmente, disfruto con esas atmósferas, me gusta esa manera que tiene Polanski de indagar en las partes más recónditas del alma, en aquellos lugares en los que nadie indaga, en lo más retorcido de cada uno de nosotros.

Cuando voy a ver una película de Polanski me imagino lo que voy a ver. No espero que haya veinte protagonistas y cientos de extras, ni que habrá muchas escenas en exteriores. Espero ver una película de las suyas, con sus características, y eso es lo que debería esperar todo el mundo. Quien quiera otra cosa, que no vaya. Es como ir a un restaurante japonés y esperar que nos pongan torreznos de aperitivo. Digo esto porque me imagino que habrá gente que se aburrirá mucho viendo una película que se desarrolla enteramente en lo alto de un escenario de teatro, y en la que durante todo el metraje solo aparecen dos actores, que lo único que hacen es hablar. Amigos, es Polanski, es lo que hay, y la cartelera está llena de otro tipo de cine.

El tour de force al que Polanski somete a sus dos actores (Mathieu Amalric y Emmanuelle Seigner) obtiene un magnífico resultado ya que tanto uno como otra están sensacionales en sus respectivas interpretaciones. Polanski es un admirable director de actores, lo ha sido siempre, y en esta ocasión consigue sacar un rendimiento escandalosamente bueno de ambos. Yo le doy un gran mérito a Polanski, puesto que no considero a ninguno de los dos protagonistas de la película unos actores de gran talento. En este caso, a mi juicio, el mayor talento es de quien los dirige. Aunque, como es lógico, de donde no hay no se puede sacar, o sea que algo tienen, pero lograr que aflore y que den más de lo que tienen, eso es tarea del director. Y aquí, no hay duda, lo consigue.

Diría que Amalric incluso me recuerda al propio Polanski. Me parece como si hubiera pensado “voy a poner a alguien que me interprete a mi”. No se, igual es una tontería, pero no lo puedo evitar, me pasé toda la película pensando que Amalric se daba un aire a Polanski cuando era joven y que eso habría tenido algo que ver en su elección para el papel. Y, si tenemos en cuenta que la protagonista es su mujer…

Y, hablando de su mujer, Emmanuelle Seigner mantiene un nivel físico excelente. Parece mentira que tenga 47 años. La última vez que la vi, en la película “En la casa”, la encontré algo mayor y me dio pena porque la recordaba guapísima. En cambio, en esta película la he visto muy bien. Se mantiene en un envidiable estado para su edad. Parece mentira que después de tantos años que han pasado desde “Lunas de hiel” siga siendo una mujer deseable. Me siento identificado con ella.

La película es poco accesible. Muy poco. Requiere una gran complicidad por parte del espectador. Si logras meterte en ella, disfrutarás de esa especie de teatro postmoderno que Polanski plantea y quedarás atrapado en el morbo, en el ambiente oscuro y enfermizo que se va generando entre los actores. Por el contrario, si no logras conectar corres el riesgo de dormirte en la butaca. Además, el director complica las cosas continuamente para que sea más difícil de seguir. Exige un cierto nivel cultural en el espectador y encima hace que los actores hagan comentarios sobre el texto, que a menudo se confunden con el texto mismo, lo cual hace que el espectador se desconcierte, ya que lo normal es que los actores interpreten el texto y lo hagan suyo, en lugar de cuestionarlo. Y como a medida que la película avanza, la relación entre el director y la actriz se va intensificando, la interpretación de los respectivos papeles lleva a un paroxismo final en el que se diría que la propia obra de teatro termina por devorar a los intérpretes. Y, casi casi, también a los espectadores.

Me gustó la película, pero aviso que es muy difícil que guste al público medio. Pero yo disfruto con el maquiavelismo de Polanski y con su precisión detrás de la cámara, con su infinito talento. Esa cámara, con el maravilloso acompañamiento musical, que avanza por el boulevard parisino y termina introduciéndose en el teatro. La misma que termina saliendo de él, al final de la película. A muchos no les dirá nada, a mi me parece puro arte.

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keizz
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