"Starship Troopers", como casi todo (o quizás todo) lo que ha hecho Verhoeven estaba destinada a la controversia y la crítica, en un fino equilibrio que a veces triunfa (Robocop, Instinto básico) y otras fracasa, en aspectos comerciales quiero decir. Yo reconozco que me lo paso pipa viendo una peli del bueno de Paul, con sangre, hostias, sexo y sarcasmo por doquier pero también con una forma de dirigir bastante eficaz, que reluce sobretodo en sus films de ciencia-ficción (la imprescindible tríada Robocop-Desafío total-Starship Troopers, aunque también merece mucho la pena su incursión en la Edad Media, "Los señores del acero"). Si aceptas su peculiar estilo, pasarás un rato muy entretenido frente a la pantalla, si no, entrarás en el grueso de gente que sitúa a esta peli en cuestión entre las peores que han visto. La verdad es que a primera vista la peli tiene cosas que reprochar (el grueso de sus protagonistas, comandados por los infames Casper Van Dien y Denise Richards) pero en cuanto le pones un poco de interés ves que la cosa cambia. Si los actores son mediocres es porque el director lo quería así, para dar más enfasis a la sátira sobre el cine de acción americano y sobre la militarización de la sociedad. El tono irónico y casi de burla que transpira toda la película también es algo que puede echar para atrás si no estás habituado al Verhoeven-way-of-life. Pero si consigues eliminar los prejuicios y aceptar las reglas, tenemos uno de los mayores espectáculos visuales y adrenalíticos del cine de los últimos tiempos. Porque amigos, las escenas de acción y de batalla de la peli son simplemente a-co-jo-nan-tes. Con una agradable y muy conseguida mezcla de serie A y B (las naves y tecnología desprenden un delicioso tufo a maqueta, y por fin alguien tuvo los huevos de diseñar bichos extraterrestres diferentes a la estética Alien o E.T., hechos por ordenador pero que mantienen el espíritu de serie B). El nudo que se te hace en la garganta mientras las tropas van descendiendo al planeta y son arrasados por los bichos mientras a la vez van destrozando las naves en órbita es impagable, igual que las incursiones por los valles y cañones en busca de los susodichos artrópodos alienígenas. Una vez comienza la batalla las ñoñerías de los primeros minutos desaparecen en gran parte, dejando paso a la tensión y al puro terror. Los anuncios militares que aparecen intercalados dentro del metraje también ayudan lo suyo a hacer de este producto un film tan incomprendido como de culto que, para mí, lo mejor que ha hecho Verhoeven. De imprescindible visionado para aquellos que quieran ver como una soap opera puede ser llevada a las mil maravillas a la pantalla.