Por causas ajenas al azar acabo de volver a verla. Recuerdo pocas películas que hayan envejecido tan mal en tan corto tiempo. Si te la tomas a cachondeo es muy posible que pases un rato agradable. Las insulsas panorámicas que nos brinda Scott aderezada con la típica musiquilla ochentera repleta de sintetizadores infernales consiguen que te eches unas risas si llegas a darte cuenta de que llevas veinte segundos sin que te muestren nada con una musiquilla de bingo de domingo por la tarde que es lo más. Luego está el guión, y eso es la repera.

Ni cuando termina la peli uno sabe a ciencia cierta cual era la relación que unía a Kevin Costner y a Anthony Quinn. Se supone que de amistad. ¿Pero qué clase de amistad? Amistad de la buena? de la de vender droga en los colegios? No lo explican, uno debe intuirlo. Y debe intuirlo mucho. Los diálogos son su otro punto fuerte, en especial cuando hablan los machos entre ellos. Hay una escena entre Costner y Leguizamo que es para enmarcar. Recomiendo verla dos veces. Doblada, a ser posible.

Le subo nota porque durante un segundo vislumbro a ver el culazo de la Stowe antes de cepillarse al sosías del Costner y parece de granito puro, exactamente como la jeta del Scott, que se quedó tan Pancho después de realizar esto.