No todas las novelas de ciencia ficción que has leído en tu vida son obras maestras del género. Es más, una buena parte han sido novelas de bolsillo con portada atractiva y título interesante del estilo de "En un planeta desierto", "Permiso para invadir la Tierra", "Marte, base de ataque", o cosas así. Ahora yacen en la estantería y sus páginas han tomado un color crema oscuro. Su lectura actual te revela que son novelas malas, aunque en su momento las leías con avidez. Merecen también un lugar en la estantería.

Con las películas pasa lo mismo. Dentro de la serie B hay desde luego buenos y muy buenos productos, y también malos y muy malos. A medio camino están los que simplemente cumplen sin más. Es el caso de The Osiris Child.

Nos situamos en una era de colonización de planetas y concretamente en uno de ellos. La película cumple porque al menos te muestra más de un escenario, hay batalla aérea, estación espacial, instalaciones impolutas, cárcel, experimentación biológica y desierto australiano bien fotografiado. Las ideas no son muy originales, hay muchas cosas ya vistas pero la mezcla de todo sale resultona. Otra cosa son los actores, excepto Kellan Lutz, bastante flojos.

La historia no da para mucho y los personajes no es que te importen lo más mínimo por mucho que se esfuercen en ello, pero tiene un final que resulta interesante y no tira de convencionalismo. Eso sí, se abusa del flashback para explicar todo, se hace en momentos de lo más inoportuno con la consiguiente pérdida de ritmo.

Los efectos especiales son resultones aunque las criaturas que aparecen tienen la movilidad reducida y se nota. En definitiva, una película de ciencia ficción de serie B sin demasiadas pretensiones que entretiene a ratos. La guardaremos en la estantería hasta que sus hojas amarilleen.