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9
6.6
10,053
Thriller. Drama
In the mid 90’s, 20 urban dancers join together for a three-day rehearsal in a closed-down boarding school located at the heart of a forest to share one last dance. They then make one last party around a large sangria with LSD bowl. Quickly, the atmosphere becomes charged and a strange madness will seize them the whole night. If it seems obvious to them that they have been drugged, they neither know by who nor why. And it’s soon ... [+]
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- es
January 25, 2023
1 of 1 users found this review helpful
Alucinaciones visuales, auditivas y táctiles, desconexión de la realidad, sinestesias (conexión de experiencias sensitivas como, por ejemplo, oír colores o ver sabores), euforia, taquicardia, aumento de presión arterial, trastornos del equilibrio y de la orientación espacial, fuerte miedo y ansiedad. Tanto si has tenido un mal viaje de LSD como si has visto Climax, sabrás de lo que te hablo. Y es que el bueno de Gaspar Noé, inspirado en una fiesta en el oscuro club berlinés Berghain, nos sumerge en un viaje psicodélico y sensorial que lleva al extremo creando una atmósfera cargada de caos, demencia colectiva y desorientación.
El guion es sencillo y está basado en hechos reales: un grupo de bailarines franceses celebran una fiesta en la que empiezan a desvariar hasta que caen en la cuenta que la sangría que están tomando contiene LSD. A Gaspar tan solo le ocupó 15 páginas y la mayoría de diálogos fueron improvisados por un reparto a lo Bresson totalmente amateur, a excepción de una monumental Sofia Boutella. Bajo esta premisa, bien podría ser la película típica de adolescentes con todos los clichés pseudo modernos que tanto estamos acostumbrados a ver. Y sí, hay sexo y hay drogas. Pero la peli no va ni de sexo ni de drogas. De hecho, habrá quien dirá que no va de nada. Que es “una ida de olla” y que es pretenciosa. La cuestión es que se trata de una película para ser sentida, no comprendida.
El guion es sencillo y está basado en hechos reales: un grupo de bailarines franceses celebran una fiesta en la que empiezan a desvariar hasta que caen en la cuenta que la sangría que están tomando contiene LSD. A Gaspar tan solo le ocupó 15 páginas y la mayoría de diálogos fueron improvisados por un reparto a lo Bresson totalmente amateur, a excepción de una monumental Sofia Boutella. Bajo esta premisa, bien podría ser la película típica de adolescentes con todos los clichés pseudo modernos que tanto estamos acostumbrados a ver. Y sí, hay sexo y hay drogas. Pero la peli no va ni de sexo ni de drogas. De hecho, habrá quien dirá que no va de nada. Que es “una ida de olla” y que es pretenciosa. La cuestión es que se trata de una película para ser sentida, no comprendida.
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Spoiler:
Con una puesta en escena casi teatral, la propia película nos conduce en todo momento hacia donde ella quiere, siguiendo con una cámara caótica a unos personajes que deambulan al son de sus impulsos más viscerales e irracionales. Entre temazo y temazo, la tensión, ansiedad y locura que padecen los personajes va in crescendo en forma de pasillos laberínticos, bailes sin sentido, delirios, gritos y luces rojas, trasladando al espectador esa agonía que parece no tener límite.
Una vez se instala el caos y la locura dentro de la colectividad, y las tragedias empiezan a suceder una tras otra, ese total descontrol toma el control del film. Y es que la esencia de Climax radica en la naturalidad con la que se traslada al espectador ese descontrol y esa locura colectiva, haciéndote sentir que tú eres una víctima más del grupo. Y todo ello en un único plano secuencia, coreografiado con una banda sonora que se mimetiza a la perfección con la fotografía y el devenir de los personajes. ¡Chapeau Noé!
Una vez se instala el caos y la locura dentro de la colectividad, y las tragedias empiezan a suceder una tras otra, ese total descontrol toma el control del film. Y es que la esencia de Climax radica en la naturalidad con la que se traslada al espectador ese descontrol y esa locura colectiva, haciéndote sentir que tú eres una víctima más del grupo. Y todo ello en un único plano secuencia, coreografiado con una banda sonora que se mimetiza a la perfección con la fotografía y el devenir de los personajes. ¡Chapeau Noé!