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TOM REGAN rating:
8
7.4
1,729
Drama
Of the many film versions of Victor Hugo's novel, this classic from Hollywood's golden year of 1939 remains the best, rivaled only by the 1923 silent version starring Lon Chaney. In his triumphant attempt to create a performance as memorable as Chaney's, Charles Laughton played the lovelorn Parisian hunchback Quasimodo under a disfiguring costume and gruesome makeup that rendered the actor almost unrecognizable. The result is a gripping ... [+]
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November 19, 2015
5 of 6 users found this review helpful
182/17(26/10/15) Notable muestra de la Edad Dorada de Hollywood, espléndida superproducción de 2 millones $ de la RKO, con inspirado William Dieterle en la dirección, adaptando con lucidez el clásico literario inmortal de Victor Hugo “El Jorobado de Notre Dame” (1830). Brillante puesta en escena puesta al servicio de un relato guionizado con libertad por Sonyal Levien (“Quo Vadis”) y adaptado por Bruno Frank (“La Zarina”), con gran proyección estético-visual, con personajes bien retratados, y un protagonista Charles Laughton Magno. Radiografía geosocial del momento que se podía poner en paralelo al momento convulso de su estreno, año del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, muchas de las lacras que refleja el film se repiten en los nazis, se hace un análisis de los prejuicios clasistas, del fundamentalismo religioso, del racismo, del temor de la clase gobernante a los peligros de la modernidad, a que las clases bajas abandonen la ignorancia (reflejado en el invento de la imprenta), el despotismo Totalitario de la Monarquía, el miedo a lo diferente (Quasimodo), convirtiéndose el film en una estupenda oda al Progreso, a la Cultura, al Conocimiento, contraponiéndolo a la intolerancia de los Poderosos, y al afán de cambiar las cosas a través de la violencia de la clase plebeya. El film fue un gran éxito de crítica y público. En su contra cabe mencionar además de los cambios de roles con respecto al libro que ablandan la obra maestra de Victor Hugo, y su acomodaticio final, que siendo bueno, no tiene el poder profundo de la novela, por falta de espacio no puede mencionarlos.
Obra humanista, con hondas raíces en el idealismo, demostrando fe en el ser humano, enmarcando la historia en un tiempo sacudido, acabada la Guerra de los 100 Años las gentes miran al futuro con esperanza, produciendo un choque entre la revolucionario nuevo (la imprenta, el mestizaje, el librepensamiento,...) que llega y lo viejo (la Monarquía, la Iglesia, los dogmas de fe, el poder omnímodo de la nobleza, la superchería...) que se resiste a poner en riesgo mínimamente sus privilegios, la lucha de clases, y en el centro una historia de amor imposible, con efluvios a la anterior obra gala del SXVII “La Bella y la Bestia”, a la posterior de finales del SXIX “Cyrano de Bergerac”, o al film “King Kong” (1933), un amor entre una hermosa mujer y un ser en apariencia “monstruoso”, perro que tras esa coraza física esconde un corazón con sensibles sentimientos. Es un fresco del final de la Edad Media, el advenimiento del Renacimiento, que muchos marcan con el invento de la imprenta y el final de la susodicha Guerra, un tiempo de donde al no haber conflictos bélicos la humanidad ansiaba progresar, cambiar la anquilosada sociedad inmovilista. Una recreación de un tiempo nuevo manifestado en los inventos, donde existía el derecho de “Santuario” en las Iglesias, fiestas paganas, ataques al diferente mostrado en los gitanos y Quasimodo, supersticiones (el juicio con la cabra o el veredicto por tocar la acusada una daga u otra), de juicios caricaturescos, de torturadores oficiales o los castigos en público (los latigazos a Quasimodo, el pretendido ahorcamiento de Esmeralda), o la sacra importancia del rey.
El germano William (Wilhem) Dieterle, trabajó en Alemania con realizadores que experimentaban con el expresionismo, tras el ascenso nazi y ser él judío decidió emigrar en 1930 a USA, exportó el estilo gótico teutón, lo plasmó en esta de modo sobresaliente, con ambientación rebosante de fuerza visual, de tenebrismo, de gran romanticismo, el director imprime un ágil ritmo a la cinta, entremezclando subtramas de modo fluido, salpica con habilidad dosis de humor, ello en una narración tremendamente dramática, tratando con esmero temas como la xenofobia, las ideas radicales, los prejuicios sociales, la hipocresía, las falsas apariencias, la obsesión, los deseos reprimidos o la superstición.
Esmeralda es el ojo del huracán, el epicentro del terremoto del relato, de su belleza y sensualidad se enamoran 4 personas de diferentes estratos y clases sociales, y él no corresponder a uno de ellos es el motor de la acción. De ella se enamora el idealista Gringoire, ella no le corresponde, pero le cae simpático, se enamora Phoebus, agraciado “playboy” oficial del Rey, del que Esmeralda queda prendado, se enamora del fanático Frollo, y este se siente “violado” por haberle despertado Esmeralda sus más bajos instintos y al ser rechazado por ella, se toma venganza, y se enamora Quasimodo, deforme jorobado siente por ella un tremendo amor platónico, siendo consciente su físico es una barrera insalvable entre los dos.
El tema de la xenofobia, en este caso a los gitanos, seguro es fomentado por el realizador y la guionista Sonya Levien, ambos judíos, el alemán y ella rusa. Lástima su canto al entendimiento y a la tolerancia no tuviera eco en la Alemania nazi, seis años después del film dejaron en Europa el trágico rastro del Holocausto, 6 millones de judíos exterminados por la maquinaria racista hitleriana, además de 250.000 gitanos asesinados, como lo era esmeralda, pasan los siglos y la Humanidad sigue cayendo en lo más bajo, no aprendemos.
Charles Laughton hace una actuación colosal, alejado del manierismo sensiblero, dota a su complejo rol de intensidad, alma, de sentimientos, de fragilidad, de corazón, de empatía, en definitiva, de humanidad, acentuado por la dificultad de su maquillaje y capas de prótesis sabe trasladarnos emociones, sensaciones, ternura, debilidad, desdicha, felicidad, melancolía, frustración, transmite mundo interior, con un lenguaje gestual y físico (descomunal cuando toca las campanas de alegría) apoteósico, con andares simiescos, con mirada que deja traslucir matices, dimensión, infelicidad, tormento, angustia, una labor conmovedora, se mimetiza de modo sublime con las gárgolas de la Catedral. Maureen O’Hara debuta en Hollywood, junto a su descubridor en Londres, Charles Laughton,...(sigue en spoiler)
Obra humanista, con hondas raíces en el idealismo, demostrando fe en el ser humano, enmarcando la historia en un tiempo sacudido, acabada la Guerra de los 100 Años las gentes miran al futuro con esperanza, produciendo un choque entre la revolucionario nuevo (la imprenta, el mestizaje, el librepensamiento,...) que llega y lo viejo (la Monarquía, la Iglesia, los dogmas de fe, el poder omnímodo de la nobleza, la superchería...) que se resiste a poner en riesgo mínimamente sus privilegios, la lucha de clases, y en el centro una historia de amor imposible, con efluvios a la anterior obra gala del SXVII “La Bella y la Bestia”, a la posterior de finales del SXIX “Cyrano de Bergerac”, o al film “King Kong” (1933), un amor entre una hermosa mujer y un ser en apariencia “monstruoso”, perro que tras esa coraza física esconde un corazón con sensibles sentimientos. Es un fresco del final de la Edad Media, el advenimiento del Renacimiento, que muchos marcan con el invento de la imprenta y el final de la susodicha Guerra, un tiempo de donde al no haber conflictos bélicos la humanidad ansiaba progresar, cambiar la anquilosada sociedad inmovilista. Una recreación de un tiempo nuevo manifestado en los inventos, donde existía el derecho de “Santuario” en las Iglesias, fiestas paganas, ataques al diferente mostrado en los gitanos y Quasimodo, supersticiones (el juicio con la cabra o el veredicto por tocar la acusada una daga u otra), de juicios caricaturescos, de torturadores oficiales o los castigos en público (los latigazos a Quasimodo, el pretendido ahorcamiento de Esmeralda), o la sacra importancia del rey.
El germano William (Wilhem) Dieterle, trabajó en Alemania con realizadores que experimentaban con el expresionismo, tras el ascenso nazi y ser él judío decidió emigrar en 1930 a USA, exportó el estilo gótico teutón, lo plasmó en esta de modo sobresaliente, con ambientación rebosante de fuerza visual, de tenebrismo, de gran romanticismo, el director imprime un ágil ritmo a la cinta, entremezclando subtramas de modo fluido, salpica con habilidad dosis de humor, ello en una narración tremendamente dramática, tratando con esmero temas como la xenofobia, las ideas radicales, los prejuicios sociales, la hipocresía, las falsas apariencias, la obsesión, los deseos reprimidos o la superstición.
Esmeralda es el ojo del huracán, el epicentro del terremoto del relato, de su belleza y sensualidad se enamoran 4 personas de diferentes estratos y clases sociales, y él no corresponder a uno de ellos es el motor de la acción. De ella se enamora el idealista Gringoire, ella no le corresponde, pero le cae simpático, se enamora Phoebus, agraciado “playboy” oficial del Rey, del que Esmeralda queda prendado, se enamora del fanático Frollo, y este se siente “violado” por haberle despertado Esmeralda sus más bajos instintos y al ser rechazado por ella, se toma venganza, y se enamora Quasimodo, deforme jorobado siente por ella un tremendo amor platónico, siendo consciente su físico es una barrera insalvable entre los dos.
El tema de la xenofobia, en este caso a los gitanos, seguro es fomentado por el realizador y la guionista Sonya Levien, ambos judíos, el alemán y ella rusa. Lástima su canto al entendimiento y a la tolerancia no tuviera eco en la Alemania nazi, seis años después del film dejaron en Europa el trágico rastro del Holocausto, 6 millones de judíos exterminados por la maquinaria racista hitleriana, además de 250.000 gitanos asesinados, como lo era esmeralda, pasan los siglos y la Humanidad sigue cayendo en lo más bajo, no aprendemos.
Charles Laughton hace una actuación colosal, alejado del manierismo sensiblero, dota a su complejo rol de intensidad, alma, de sentimientos, de fragilidad, de corazón, de empatía, en definitiva, de humanidad, acentuado por la dificultad de su maquillaje y capas de prótesis sabe trasladarnos emociones, sensaciones, ternura, debilidad, desdicha, felicidad, melancolía, frustración, transmite mundo interior, con un lenguaje gestual y físico (descomunal cuando toca las campanas de alegría) apoteósico, con andares simiescos, con mirada que deja traslucir matices, dimensión, infelicidad, tormento, angustia, una labor conmovedora, se mimetiza de modo sublime con las gárgolas de la Catedral. Maureen O’Hara debuta en Hollywood, junto a su descubridor en Londres, Charles Laughton,...(sigue en spoiler)
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Spoiler:
... encarna a Esmeralda de forma grácil, exponiendo belleza, inocencia, sensualidad, picardía, es el contrapunto cálido a la fealdad exterior de Quasimodo, actuación contenida, cumple, pero no sobresale, le falta un poco de punch, de química con el jorobado, adolece de algo de expresividad para conectar con sus sentimientos, ganaría con el tiempo, aunque tiene uno de los momentos cumbres del film cuando Quasimodo tras ser latigado pide agua, Esmeralda sale de entre el gentío para darle agua (cual maría Magdalena a Jesús en el Vía Crucis). Cedric Hardwicke encarna con profunda intensidad dramática al retorcido villano, un ser pétreo, casi una figura de mármol, que parece no sentir ni padecer, el reflejo de todo lo malo de los viejos tiempos, siendo clave en su honda actuación el manejo turbador de su mirada que te atraviesa, muy bueno. Edmond O'Brien debuta en cine, lo hace con brío e ímpetu, derrochando vitalidad y energía positiva. Thomas Mitchell da vida con gran nervio al Rey de los mendigos, derrochando picardía y mucho humor. Harry Davenport interpreta con mucha simpatía y liberalidad al Rey Luis XI.
Puesta en escena formidable, fastuosa recreación del París del SXV, gracias a la maravillosa dirección artística de Van Nest Polglase (“Ciudadano Kane”), edificando una réplica de la Catedral de Notre Dame y la evocadora plaza medieval en los estudios de la RKO, con sus perturbadoras gárgolas, sus campanas, sus figuras de santos en la fachada, el grandioso interior con sus columnas infinitas, esto sublimado por el fenomenal trabajo de cámara de Joseph H. August (“El delator”), cubriendo de goticismo tenebroso gran parte del metraje, jugando con contraluces, sombras, penumbras, luz natural se supone entra por las cristaleras de la catedral, el modo siniestro en que enfoca a Frollo oscureciendo en primer plano su rostro solo dejando ver sus ojos para resaltar su alma reptil, influenciado notoriamente por los pintores holandeses Pieter Brueghel (SXVI) y Rembrandt (SXVII), con enardecidas tomas de gentío, con picados y contrapicados muy expresivos, y esto adornado por la deliciosa música de Alfred Newman (“Las uvas de la ira”). Reseñable es el trabajo de maquillaje de los hermanos George (“Los crímenes del museo de cera”) y Gordon Bau (“Rio Bravo”), pioneros en el uso de la espuma de látex en el maquillaje facial para dar más posibilidades al actor de expresarse, cinco horas tardaban en “deformar” a Charles Laughton en el “Jorobado”, haciendo un trabajo extraordinario que ha soportado el paso de los años de modo soberbio.
Momentos para el recuerdo: La pagana coronación de Quasimodo como rey de los Locos; Quasimodo ajusticiado en la plaza a latigazos; El manipulado juicio a Esmeralda, con protagonismo de una cabra como testigo, símbolo de la superchería de la Edad Media; Cuando Esmeralda va a ser ahorcada en la plaza de la Catedral, Quasimodo lo ve desde su campanario y decide actuar, se lanza cual Tarzan con una cuerda al patíbulo, coge por sorpresa a Esmeralda en brazos que se ha desmayado, y vuelve a la Catedral a donde con Esmeralda izada grita eufórico <Santuario!!!>; La Titánica lucha de Quasimodo contra el ejército de los mendigos, estos intentando asaltar la Catedral a por Esmeralda, listones de madera, con lanzamientos de piedras, aceite hirviendo, con decenas de heridos y muertos, con gran movimientos de masas; Su lírico final, ese último plano con Quasimodo abrazado a y una gárgola, este observa a la multitud alejándose con su amada Esmeralda, la cámara en una linda toma se aleja mirando a Quasimodo en el campanario junto a la gárgola a la que le y habla al cielo (Dios) melancólicamente <Por qué no me hiciste de piedra como a él (la gárgola)?>.
Muy recomendable film a todos los que gusten de films que rezuman clasicismo, sumado a un mensaje humanista universal. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/11/esmeralda-lazingara.html
Puesta en escena formidable, fastuosa recreación del París del SXV, gracias a la maravillosa dirección artística de Van Nest Polglase (“Ciudadano Kane”), edificando una réplica de la Catedral de Notre Dame y la evocadora plaza medieval en los estudios de la RKO, con sus perturbadoras gárgolas, sus campanas, sus figuras de santos en la fachada, el grandioso interior con sus columnas infinitas, esto sublimado por el fenomenal trabajo de cámara de Joseph H. August (“El delator”), cubriendo de goticismo tenebroso gran parte del metraje, jugando con contraluces, sombras, penumbras, luz natural se supone entra por las cristaleras de la catedral, el modo siniestro en que enfoca a Frollo oscureciendo en primer plano su rostro solo dejando ver sus ojos para resaltar su alma reptil, influenciado notoriamente por los pintores holandeses Pieter Brueghel (SXVI) y Rembrandt (SXVII), con enardecidas tomas de gentío, con picados y contrapicados muy expresivos, y esto adornado por la deliciosa música de Alfred Newman (“Las uvas de la ira”). Reseñable es el trabajo de maquillaje de los hermanos George (“Los crímenes del museo de cera”) y Gordon Bau (“Rio Bravo”), pioneros en el uso de la espuma de látex en el maquillaje facial para dar más posibilidades al actor de expresarse, cinco horas tardaban en “deformar” a Charles Laughton en el “Jorobado”, haciendo un trabajo extraordinario que ha soportado el paso de los años de modo soberbio.
Momentos para el recuerdo: La pagana coronación de Quasimodo como rey de los Locos; Quasimodo ajusticiado en la plaza a latigazos; El manipulado juicio a Esmeralda, con protagonismo de una cabra como testigo, símbolo de la superchería de la Edad Media; Cuando Esmeralda va a ser ahorcada en la plaza de la Catedral, Quasimodo lo ve desde su campanario y decide actuar, se lanza cual Tarzan con una cuerda al patíbulo, coge por sorpresa a Esmeralda en brazos que se ha desmayado, y vuelve a la Catedral a donde con Esmeralda izada grita eufórico <Santuario!!!>; La Titánica lucha de Quasimodo contra el ejército de los mendigos, estos intentando asaltar la Catedral a por Esmeralda, listones de madera, con lanzamientos de piedras, aceite hirviendo, con decenas de heridos y muertos, con gran movimientos de masas; Su lírico final, ese último plano con Quasimodo abrazado a y una gárgola, este observa a la multitud alejándose con su amada Esmeralda, la cámara en una linda toma se aleja mirando a Quasimodo en el campanario junto a la gárgola a la que le y habla al cielo (Dios) melancólicamente <Por qué no me hiciste de piedra como a él (la gárgola)?>.
Muy recomendable film a todos los que gusten de films que rezuman clasicismo, sumado a un mensaje humanista universal. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/11/esmeralda-lazingara.html