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TOM REGAN rating:
7
7.6
20,034
Drama. Mystery
In 1964, when three civil-rights workers, two white and one black, mysteriously disappear while driving through Mississippi, two FBI agents, Ward (Willem Dafoe) and Anderson (Gene Hackman), are sent in to investigate. While Ward is young and by the book, Anderson is a seasoned southerner comfortable with the Byzantine (and, to Ward, morally ambiguous) ways of his region. Together they sift through a variety of leads and come up ... [+]
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- es
August 13, 2020
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254/14(09/08/20) Loable drama en su denuncia del racismo, del apartheid sureño estadounidense, en su ácida crítica a una sociedad retrógrada y anclada en un costumbrismo hediondo de supremacía racial, ello mezclado con un sugestivo thriller enmarcado en el subgénero buddy-movies en que dos caracteres diferentes de colegas se ven abocados a trabajar juntos con métodos desiguales en sus cabezas para afrontar una investigación. El ingenioso guión de Chris Gerolmo (“Citizen X”) se basa en hechos reales, el 20 de junio de 1.964, Michael Schwerner, Andrew Goodman y James Chaney, llegaron a un pequeño pueblecito (Jessup) de condado de Neshoba del estado de Mississippi, donde imperaban la segregacionistas Leyes Jim Crow (esas en las que se inspiró Hitler para las Leyes de Núremberg), como parte de grupo de voluntarios del “Verano de la Libertad” educaban y registraban a afroamericanos para votar en las elecciones, jamás regresaron a sus domicilios. Originando una ardua investigación sobre el terreno del FBI, derivando literalmente el estado ardió en disturbios e incendios (más de 20 de Iglesias, casas y cruces del KKK).
Dirigida con enorme fluidez narrativa por Alan Parker, tiene éxito en delinear una sociedad sureña hermética, con ingeniosos insertos de declaraciones a cámara de lugareños en claro tono racista, vemos a los blancos cual miembros de la mafia y con ello la Omertá, descrito maravillosamente por el rol encarnado por Frances McDormand ("cuando desde la escuela te están diciendo que ellos [los negros] son diferentes, que no son como los blancos, eso se te va metiendo"), gentes temerosas de todo lo foráneo y que venga a querer modificar su estatus de superioridad blanca. Hay desarrollo ágil, diálogos inteligentes, sagaz dosificación de pistas, situaciones provocan y encolerizan al espectador en su injusticia, tiene actuaciones brillantes, sobre todo un superlativo Gene Hackman y una conmovedora Frances McDormand, con romance platónico muy bien manejado para no caer en el cliché, tiene secuencias de belleza malsana, posee tensión potente en todo su metraje, detenta ambientación formidable desde su escenificación. Ganadora del premio Óscar 1989 a la Mejor fotografía (Peter Biziou), y candidata a 6 premios más, Mejor Película, Mejor Director (Alan Parker), Mejor Actor a Gene Hackman y Mejor Actriz de Reparto (McDormand).
La película peca de una manipulación artera estridente en su enfoque paternalista hacia la situación de los de color en este ambiente patológico de racismo. Pues toda la denuncia de esta lacra queda reducida al enfrentamiento de los dos agentes en cómo encarar los métodos a ejercer para dar con los culpables, queriendo sumirnos el guión en el dilema moral de si el bien justifica los medios, cuando estos medios sobrepasan la ley. En este sentido me resulta parecida a la cinta del año anterior “Los intocables de Eliot Ness” (1987), donde para combatir a Capone, Sam Malone (Sean Connery) empuja a Eliot (Kevin Costner) a sobrepasar la ley. Y es que gran parte de la sustancia de la película no está en indagar en las raíces de esta metástasis tóxica del racismo en el profundo USA, si no en el choque de personalidades entre Ward y Anderson, el primero es el superior, un idealista moralizante, amante de la ley, que no sabe indagar en las gentes del lugar. Por otro lado está Anderson, más mundano, comprensivo, locuaz, no cree en los megalómanos métodos de Ward, piensa el mejor medio para dar con la verdad es parecerse lo más posible a los que combaten. La película no toma equidistancia y se alinea claramente con Anderson, esto me resulta estridente desde el momento que no hay dilemas morales en convertirse en secuestradores, torturadores, manipuladores, me queda pueril en este sentido simplista.
Si los que deben guardar las leyes (en este caso el FBI) las sobrepasan para alcanzar sus objetivos, una vez pasas la línea ya eres un criminal, te conviertes en un ‘escuadrón de la muerte’ justiciero. Que en la película ante un espectador ávido de venganza queda bien, pero analizado me es grimante. De hecho esta película fue una golosina para el KKK, pues alimentó su paranoia contra el estado como opresor de los ‘pobres e indefensos’ guardianes de la tradición sudista; Esto aparte de que estos métodos que vemos en la película son mentira, el modo de dar con la verdad no fue la que vemos, estuvo en algo más mundano una infiltración del FBI en el Klan y en un soborno de 30,000 $.
Hay más niveles de condescendencia como el tratamiento se da a los negros en la película, seres sin alma al fondo del cuadro, empezando por las víctimas, nombres y fotos sin nada detrás, ni tan siquiera vemos a sus familiares preguntando por ellos. Resto de negros los vemos sufrir, vejados, apalizados, ahorcados, quemados, linchados, y esto en modo mártir, sin rebelarse, mansos sin personalidad para oponerse a estos salvajes ‘klanistas’, temerosos de denunciar abusos, ente pétreo sin carácter alguno, penoso, cuando se contrapone a que los ‘pobrecitos’ del FBI son los únicos los defienden, siendo epítomes los dos blancos que dirigen las pesquisas. Cuando de todos es sabido la animadversión su icónico director Hoover tenía contra el movimiento de los derechos civiles y sobre todo contra Martin Luther King. Obvia de modo difuso como líderes del movimiento de estos derechos como el propio King estuvo presente durante los hechos en la zona. Deja todo el protagonismo en el FBI. En esta tergiversación de los hechos se nos hace ver que todos los blancos lugareños eran un bloque granítico de racistas, cuando en la realidad hubo cinco blancos que se opusieron a la conspiración de silencio de la comunidad, "todos los cuales fueron amenazados y condenados al ostracismo" y ninguno de los cuales tiene parecido con la esposa del ayudante del sheriff.
Puesta en escena excelente en su primordial función e establecer un estado de ánimo... (sigo en spoiler)
Dirigida con enorme fluidez narrativa por Alan Parker, tiene éxito en delinear una sociedad sureña hermética, con ingeniosos insertos de declaraciones a cámara de lugareños en claro tono racista, vemos a los blancos cual miembros de la mafia y con ello la Omertá, descrito maravillosamente por el rol encarnado por Frances McDormand ("cuando desde la escuela te están diciendo que ellos [los negros] son diferentes, que no son como los blancos, eso se te va metiendo"), gentes temerosas de todo lo foráneo y que venga a querer modificar su estatus de superioridad blanca. Hay desarrollo ágil, diálogos inteligentes, sagaz dosificación de pistas, situaciones provocan y encolerizan al espectador en su injusticia, tiene actuaciones brillantes, sobre todo un superlativo Gene Hackman y una conmovedora Frances McDormand, con romance platónico muy bien manejado para no caer en el cliché, tiene secuencias de belleza malsana, posee tensión potente en todo su metraje, detenta ambientación formidable desde su escenificación. Ganadora del premio Óscar 1989 a la Mejor fotografía (Peter Biziou), y candidata a 6 premios más, Mejor Película, Mejor Director (Alan Parker), Mejor Actor a Gene Hackman y Mejor Actriz de Reparto (McDormand).
La película peca de una manipulación artera estridente en su enfoque paternalista hacia la situación de los de color en este ambiente patológico de racismo. Pues toda la denuncia de esta lacra queda reducida al enfrentamiento de los dos agentes en cómo encarar los métodos a ejercer para dar con los culpables, queriendo sumirnos el guión en el dilema moral de si el bien justifica los medios, cuando estos medios sobrepasan la ley. En este sentido me resulta parecida a la cinta del año anterior “Los intocables de Eliot Ness” (1987), donde para combatir a Capone, Sam Malone (Sean Connery) empuja a Eliot (Kevin Costner) a sobrepasar la ley. Y es que gran parte de la sustancia de la película no está en indagar en las raíces de esta metástasis tóxica del racismo en el profundo USA, si no en el choque de personalidades entre Ward y Anderson, el primero es el superior, un idealista moralizante, amante de la ley, que no sabe indagar en las gentes del lugar. Por otro lado está Anderson, más mundano, comprensivo, locuaz, no cree en los megalómanos métodos de Ward, piensa el mejor medio para dar con la verdad es parecerse lo más posible a los que combaten. La película no toma equidistancia y se alinea claramente con Anderson, esto me resulta estridente desde el momento que no hay dilemas morales en convertirse en secuestradores, torturadores, manipuladores, me queda pueril en este sentido simplista.
Si los que deben guardar las leyes (en este caso el FBI) las sobrepasan para alcanzar sus objetivos, una vez pasas la línea ya eres un criminal, te conviertes en un ‘escuadrón de la muerte’ justiciero. Que en la película ante un espectador ávido de venganza queda bien, pero analizado me es grimante. De hecho esta película fue una golosina para el KKK, pues alimentó su paranoia contra el estado como opresor de los ‘pobres e indefensos’ guardianes de la tradición sudista; Esto aparte de que estos métodos que vemos en la película son mentira, el modo de dar con la verdad no fue la que vemos, estuvo en algo más mundano una infiltración del FBI en el Klan y en un soborno de 30,000 $.
Hay más niveles de condescendencia como el tratamiento se da a los negros en la película, seres sin alma al fondo del cuadro, empezando por las víctimas, nombres y fotos sin nada detrás, ni tan siquiera vemos a sus familiares preguntando por ellos. Resto de negros los vemos sufrir, vejados, apalizados, ahorcados, quemados, linchados, y esto en modo mártir, sin rebelarse, mansos sin personalidad para oponerse a estos salvajes ‘klanistas’, temerosos de denunciar abusos, ente pétreo sin carácter alguno, penoso, cuando se contrapone a que los ‘pobrecitos’ del FBI son los únicos los defienden, siendo epítomes los dos blancos que dirigen las pesquisas. Cuando de todos es sabido la animadversión su icónico director Hoover tenía contra el movimiento de los derechos civiles y sobre todo contra Martin Luther King. Obvia de modo difuso como líderes del movimiento de estos derechos como el propio King estuvo presente durante los hechos en la zona. Deja todo el protagonismo en el FBI. En esta tergiversación de los hechos se nos hace ver que todos los blancos lugareños eran un bloque granítico de racistas, cuando en la realidad hubo cinco blancos que se opusieron a la conspiración de silencio de la comunidad, "todos los cuales fueron amenazados y condenados al ostracismo" y ninguno de los cuales tiene parecido con la esposa del ayudante del sheriff.
Puesta en escena excelente en su primordial función e establecer un estado de ánimo... (sigo en spoiler)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
... Gran diseño de producción de Geoffrey Kirkland (“Elegidos de la gloria”), y Philip Harrison (“Nunca digas nunca jamás”), recrea el sur profundo en Mississippi y Alabama, con poblados de chabolas de negros, pantano, iglesias, granjas, gran labor de recreación se potencia con vehículos y decoración; Peter Biziou (“EL show de Truman”) crea la oscarizada fotografía, con trabajo de encuadres vibrantes, como los templos ardiendo, el linchamiento del granjero con la granja quemándose al fondo, ese niño rezando de rodillas frente a la horda del KKK, con una tonalidad tristona acorde con el dramatismo del film; Aunque a mí lo que más me ha quedado es su extraordinaria música compuesta por el sudafricano Trevor Jones (“El último mohicano”), sensacional para dotar de fuerza emocional a las escenas, atomizando con sus toques secos ominosos lo tribal del escenario, en miscelánea con la historia te arrolla en el modo de realzar los sentimientos imperantes.
Gene Hackman está sublime como el agente Anderson, su modo de hablar, su risa cínica, su modo de comportarse en la peluquería con las mujeres, en la barbería, en el club KKK (como se enfrenta con el matón), su platónico romance con el personaje de McDormand, todo trasborda realismo, con que naturalidad se mueve, como se mimetiza con el escenario, como cuenta chistes y anécdotas con credibilidad apabullante; Willem Dafoe cumple con creces con un papel ensombrecido por el majestuoso y carismático Hackman, aunque sabe darle réplica con sobradez; Frances McDormand está entrañable en su papel de abnegada e insatisfecha provinciana casada con un racista, transmitiendo una melancolía incisiva; Resto de secundarios resultan bastante clichés, aun así dan muestras de energía como Brad Douriff como un pusilánime adlátere del sheriff, Stephen Tobolowsky como un electrizante líder del Klan (teniendo dos grandes momentos: Uno es en una declaración a la prensa que deja constancia del nocivo ideario del KKK, y otro en un enfervorecido discurso ante su público), Robert Lee Ermey (el mítico sargento de “La Chaqueta Metálica”) borda su hipócrita alcalde del pueblo, con incendiarias proclamas seguiditas del Klan, Michael Rooker como el duro matón sanguinario del Klan resulta arrollador, o Pruitt Taylor Vince en un rol de temeroso y paleto racista.
Spoiler:
Película que te hace sentir bien al terminar por haber ajusticiado los ‘héroes’ blancos a los ‘malos’ (sea dicho de paso, la catarsis se produce no con el padecimiento de algún negro, si no con la paliza a una mujer blanca), pero con rascar un poquito te das cuenta esta película al hacer un retrato sociológico del panorama pretendía más, y se queda en la superficie. El Mal sigue presente allí, sigue existiendo el KKK, seguía existiendo la segregación racial, seguían existiendo los mugrientos guetos de chabolas en los que vivían los negros.
Recursos de thriller ingenioso, como el de la treta para fuera garganta profunda un sospechoso, o el agente negro ataviado de KKK que intimida al alcalde, o cuando se enzarzan en trifulca Anderson y Ward, y este le encañona con un revolver, se sienten fuera de lugar en esta película, no indagan en las raíces atrofiadas, hipócritas y patológicas de la peste del racismo, van al caso puntual, y no abren el foco quedándose en la superficie, siendo reduccionista en complacer un final facilón, además las penas son irrisorias teniendo en cuenta el delito. Igualmente resulta forzado el alcalde al final se cuelgue (falso con respecto a los hechos reales), no tiene sentido orgánico, y menos aún el discurso del agente Ward porque “tal vez todos somos culpables” (puaj!). Aunque la imagen epílogo si resulta notoria en su desalentador mensaje simbólico, cuando vemos una lápida partida donde se ve "1964 Not Forgotten".
Película irregular, pero muy entretenida, pero sus lastres impiden elevarse más. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/08/arde-mississippi.html
Gene Hackman está sublime como el agente Anderson, su modo de hablar, su risa cínica, su modo de comportarse en la peluquería con las mujeres, en la barbería, en el club KKK (como se enfrenta con el matón), su platónico romance con el personaje de McDormand, todo trasborda realismo, con que naturalidad se mueve, como se mimetiza con el escenario, como cuenta chistes y anécdotas con credibilidad apabullante; Willem Dafoe cumple con creces con un papel ensombrecido por el majestuoso y carismático Hackman, aunque sabe darle réplica con sobradez; Frances McDormand está entrañable en su papel de abnegada e insatisfecha provinciana casada con un racista, transmitiendo una melancolía incisiva; Resto de secundarios resultan bastante clichés, aun así dan muestras de energía como Brad Douriff como un pusilánime adlátere del sheriff, Stephen Tobolowsky como un electrizante líder del Klan (teniendo dos grandes momentos: Uno es en una declaración a la prensa que deja constancia del nocivo ideario del KKK, y otro en un enfervorecido discurso ante su público), Robert Lee Ermey (el mítico sargento de “La Chaqueta Metálica”) borda su hipócrita alcalde del pueblo, con incendiarias proclamas seguiditas del Klan, Michael Rooker como el duro matón sanguinario del Klan resulta arrollador, o Pruitt Taylor Vince en un rol de temeroso y paleto racista.
Spoiler:
Película que te hace sentir bien al terminar por haber ajusticiado los ‘héroes’ blancos a los ‘malos’ (sea dicho de paso, la catarsis se produce no con el padecimiento de algún negro, si no con la paliza a una mujer blanca), pero con rascar un poquito te das cuenta esta película al hacer un retrato sociológico del panorama pretendía más, y se queda en la superficie. El Mal sigue presente allí, sigue existiendo el KKK, seguía existiendo la segregación racial, seguían existiendo los mugrientos guetos de chabolas en los que vivían los negros.
Recursos de thriller ingenioso, como el de la treta para fuera garganta profunda un sospechoso, o el agente negro ataviado de KKK que intimida al alcalde, o cuando se enzarzan en trifulca Anderson y Ward, y este le encañona con un revolver, se sienten fuera de lugar en esta película, no indagan en las raíces atrofiadas, hipócritas y patológicas de la peste del racismo, van al caso puntual, y no abren el foco quedándose en la superficie, siendo reduccionista en complacer un final facilón, además las penas son irrisorias teniendo en cuenta el delito. Igualmente resulta forzado el alcalde al final se cuelgue (falso con respecto a los hechos reales), no tiene sentido orgánico, y menos aún el discurso del agente Ward porque “tal vez todos somos culpables” (puaj!). Aunque la imagen epílogo si resulta notoria en su desalentador mensaje simbólico, cuando vemos una lápida partida donde se ve "1964 Not Forgotten".
Película irregular, pero muy entretenida, pero sus lastres impiden elevarse más. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/08/arde-mississippi.html