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TOM REGAN rating:
7
7.2
20,848
Comedy
Based on a series of interviews with those who knew him, the movie takes us through the life of incompetent petty criminal Virgil Starkwell, who was destined to delinquency from very early on. Following a childhood at the mercy of children stronger than him, and having discovered that his musical career was going nowhere, Virgil started stealing. But being a useless thief soon landed him in jail.
Language of the review:
- es
December 30, 2014
2 of 2 users found this review helpful
178/17(30/11/14) Más que prometedor debut en la dirección y filmación de un film del genial Woody Allen, una obra que bebe de forma formidable del genuino slapstick, empezando el polifacético neurótico neoyorkino una serie de películas fundamentadas en este formato, seguida por “Bananas”, “El dormilón” y “La última noche de Boris Gruschenko”, pariendo momentos de un humor desternillante, surrealista, delirante. Su primera realización (“What’s a Tiger Lily?”) fue una especie de ejercicio de estilo de doblar cambiando los diálogos y el argumento para hacer un film de espías y acción japonés una comedia. Esta que me ocupa fue con un pequeño presupuesto fue un tremendo éxito de público y crítica, teniendo además una nominación a Writers Guild of america award a la Mejor Comedia al mejor guión original.
En formato documental se nos cuenta la vida de Virgil Starkwell (gran Woody Allen), a través de entrevistas con gente que conoció, sus padres (Ethel Sokolow y Enrique Leff, disfrazados con gafas postizas con bigote y anchas cejas), ex-convictos, agentes del FBI, su psiquiatra, su profesor de violonchelo y con imágenes de sus tropelías y desventuras. Probablemente el delincuente más torpe y con más mala suerte de USA, tipo que creció en Nueva Jersey, que tras una infancia infeliz y por malas compañías comienza en vida criminal a temprana edad, intentando robar máquina de chicles se le queda la mano atrapada en ella. Entra varias veces en prisión de la que consigue salir, una vez por dejarse experimentar en su cuerpo y otra escapando. Tiene además importancia en el relato Louise (correcta Janet Margolin), chica de la que se enamora Virgil.
El guión original es del propio director y de Mickey Rose, Woody pretendía que la dirigiera Jerry Lewis, al no poder Woody decidió hacerlo el mismo, pasando a dirigir, guionizar y protagonizar el film. Se basa en la idea de un falso documental que más tarde abordaría con superlativa maestría en “Zelig”, que a su vez se inspiraba en el ficcionado documental que aparece en “Ciudadano Kane”, aunque Woody le da la vuelta para convertirlo en una comedia, aunque con señas de identidad, como son el hacer bufa de un perdedor, un patético tipo al que todo le sale mal, una historia que como también abordó más adelante en “Melinda y Melinda” se podría hacer con marcados tintes dramáticos. Allen basa su delirante humor gags visuales que beben nítidamente de los maestros del cine silente Chaplin, Keaton o Lloyd, aunque también hace chanzas de de frases y diálogos delirantes, como en las entrevistas a los padres del protagonista que no quieren dar la cara y se disfrazan, o riéndose de los noticiarios, caricaturizando losgéneros cinematográficos de atracos, gangsters y el carcelario. Woody Allen ya deja entrever señas de identidad de las que estará salpicado su cine, la familia disfuncional, el psicoanálisis, el judaísmo, los amores difíciles, su gusto por la música ragtime, y el referido protagonismo para un entrañable perdedor. El realizador ahonda en el humor absurdo para reírse de nuestra sociedad, no busca en el espectador más que complicidad para sacarle carcajadas de humor sano, para hacernos pasar un rato divertido, cine sin anhelos profundizadores, como si hiciera más tarde, está en su etapa más despreocupada, más banal, creando momentos ácidos, mordaces, punzantes, pero sin afán de calado emocional. Allen se sirve de un narrador en off (Jackson Beck) para a través de seriedad contrastarla con la jocosidad de las imágenes que enfrentan la palabra con los hechos extrayendo risas del choque.
Allen imprime un ritmo trepidante a la acción, consiguiendo una rápida conexión con el espectador por su frescura y chispa, encadenándonos a Virgil y su ascenso de la nada al más triste patetismo, un protagonista enternecedor, torpe, mediocegato, con muy mala suerte, pero con mucho corazón y optimismo. Sabe ponernos una sonrisa en el rostro desde la radiante presentación de Virgil:
<El día 1 de diciembre del año 1935 nació un precioso bebé engendrado por la legítima señora Starkwell y su legítimo marido, a quien pusieron de nombre Virgil, y de sexo varón. Le pusieron de nombre Virgil y de sexo, varón. Fue criado sin amor y creció entre golfos. Se refugió en la música, pero se topó con la incomprensión de su profesor de violoncelo y de sus compañeros de banda. Dejó la escuela, entró en una pandilla juvenil e intentó robar un furgón blindado. Fue encarcelado. Salió en libertad provisional y encontró el amor de una mujer, pero las circunstancias le obligaron a delinquir para ser un hombre honrado. Volvió a la cárcel. Tras varios intentos frustrados de fuga, logró huir de la prisión. Virgil sería, a partir de entonces, uno de los criminales más buscados y peligrosos de los Estados Unidos de América>
Momentos para el recuerdo (sin orden cronológico): El Antológico intento de atraco de Virgil al banco, frustrado por su mala caligrafía; La huida de 6 presos encadenados por los tobillos; El genial intento de huida de Virgil de prisión, modelando una pistola con una pastilla de jabón (parodiando una fuga de Dillinger), pintándola de negro con betún, con fatales consecuencias debido a la nefasta climatología; El surrealista modo en que Virgil sigue a su banda de música por un desfile, toca el violonchelo y debe ir con una silla; Le dan la libertad de prisión por acceder a ser conejillo de indias en un experimento (parodiando a la novela “La naranja mecánica” de Anthony Burgess y su método Ludovico, después filmado por Kubrick), el efcto secundario es que se convierte por un tiempo en rabino de físico y de personalidad (antecesor a Zelig);... (continua en spoiler)
En formato documental se nos cuenta la vida de Virgil Starkwell (gran Woody Allen), a través de entrevistas con gente que conoció, sus padres (Ethel Sokolow y Enrique Leff, disfrazados con gafas postizas con bigote y anchas cejas), ex-convictos, agentes del FBI, su psiquiatra, su profesor de violonchelo y con imágenes de sus tropelías y desventuras. Probablemente el delincuente más torpe y con más mala suerte de USA, tipo que creció en Nueva Jersey, que tras una infancia infeliz y por malas compañías comienza en vida criminal a temprana edad, intentando robar máquina de chicles se le queda la mano atrapada en ella. Entra varias veces en prisión de la que consigue salir, una vez por dejarse experimentar en su cuerpo y otra escapando. Tiene además importancia en el relato Louise (correcta Janet Margolin), chica de la que se enamora Virgil.
El guión original es del propio director y de Mickey Rose, Woody pretendía que la dirigiera Jerry Lewis, al no poder Woody decidió hacerlo el mismo, pasando a dirigir, guionizar y protagonizar el film. Se basa en la idea de un falso documental que más tarde abordaría con superlativa maestría en “Zelig”, que a su vez se inspiraba en el ficcionado documental que aparece en “Ciudadano Kane”, aunque Woody le da la vuelta para convertirlo en una comedia, aunque con señas de identidad, como son el hacer bufa de un perdedor, un patético tipo al que todo le sale mal, una historia que como también abordó más adelante en “Melinda y Melinda” se podría hacer con marcados tintes dramáticos. Allen basa su delirante humor gags visuales que beben nítidamente de los maestros del cine silente Chaplin, Keaton o Lloyd, aunque también hace chanzas de de frases y diálogos delirantes, como en las entrevistas a los padres del protagonista que no quieren dar la cara y se disfrazan, o riéndose de los noticiarios, caricaturizando losgéneros cinematográficos de atracos, gangsters y el carcelario. Woody Allen ya deja entrever señas de identidad de las que estará salpicado su cine, la familia disfuncional, el psicoanálisis, el judaísmo, los amores difíciles, su gusto por la música ragtime, y el referido protagonismo para un entrañable perdedor. El realizador ahonda en el humor absurdo para reírse de nuestra sociedad, no busca en el espectador más que complicidad para sacarle carcajadas de humor sano, para hacernos pasar un rato divertido, cine sin anhelos profundizadores, como si hiciera más tarde, está en su etapa más despreocupada, más banal, creando momentos ácidos, mordaces, punzantes, pero sin afán de calado emocional. Allen se sirve de un narrador en off (Jackson Beck) para a través de seriedad contrastarla con la jocosidad de las imágenes que enfrentan la palabra con los hechos extrayendo risas del choque.
Allen imprime un ritmo trepidante a la acción, consiguiendo una rápida conexión con el espectador por su frescura y chispa, encadenándonos a Virgil y su ascenso de la nada al más triste patetismo, un protagonista enternecedor, torpe, mediocegato, con muy mala suerte, pero con mucho corazón y optimismo. Sabe ponernos una sonrisa en el rostro desde la radiante presentación de Virgil:
<El día 1 de diciembre del año 1935 nació un precioso bebé engendrado por la legítima señora Starkwell y su legítimo marido, a quien pusieron de nombre Virgil, y de sexo varón. Le pusieron de nombre Virgil y de sexo, varón. Fue criado sin amor y creció entre golfos. Se refugió en la música, pero se topó con la incomprensión de su profesor de violoncelo y de sus compañeros de banda. Dejó la escuela, entró en una pandilla juvenil e intentó robar un furgón blindado. Fue encarcelado. Salió en libertad provisional y encontró el amor de una mujer, pero las circunstancias le obligaron a delinquir para ser un hombre honrado. Volvió a la cárcel. Tras varios intentos frustrados de fuga, logró huir de la prisión. Virgil sería, a partir de entonces, uno de los criminales más buscados y peligrosos de los Estados Unidos de América>
Momentos para el recuerdo (sin orden cronológico): El Antológico intento de atraco de Virgil al banco, frustrado por su mala caligrafía; La huida de 6 presos encadenados por los tobillos; El genial intento de huida de Virgil de prisión, modelando una pistola con una pastilla de jabón (parodiando una fuga de Dillinger), pintándola de negro con betún, con fatales consecuencias debido a la nefasta climatología; El surrealista modo en que Virgil sigue a su banda de música por un desfile, toca el violonchelo y debe ir con una silla; Le dan la libertad de prisión por acceder a ser conejillo de indias en un experimento (parodiando a la novela “La naranja mecánica” de Anthony Burgess y su método Ludovico, después filmado por Kubrick), el efcto secundario es que se convierte por un tiempo en rabino de físico y de personalidad (antecesor a Zelig);... (continua en spoiler)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
... De niño intenta robar una máquina de chicles y se le queda la mano atascada; Cuando filma por dentro un banco intentando pasar desapercibido, la cámara está dentro de un gran pan; Lo vemos cortar el vidrio de un escaparate de una joyería, pensamos va a robar oro, pero únicamente se lleva el cristal, surrealista; El intento de robo al banco donde el atasco de ladrones es demencial (me recuerda a “Atraco a las 3” de Forqué); El castigo que ponen en una prisión es encerrar a los presos en un hoyo junto a un vendedor de seguros; El momento humor mudo en la cantera de piedra con la torpeza de Virgil escapándosele el pico y dándole a un preso; El humor absurdo de Virgil intentando atropellar a una chantajista, es que lo hace por dentro de la casa; El running-gag de que todos le tiran y aplastan las gafas; O cuando discute con su pareja porque le recrimina Virgil que nadie viste de beige en un atraco; Su disparatado dfinal (spoiler, con intríngulis) y algunas más.
La puesta en escena resulta estupenda para un principiante, con un meritorio trabajo en dirección de arte de Fred Harpman (“Defensa”, “La Maldición de Damien” o “Ricas y famosas”), rodando en la periferia de San Francisco, en la prisión estatal de San Quentin (100 presos hicieron de extras), esto pasado por el filtro de la notable fotografía de Lester Shorr (especialista en series tv “Bonanza” o “Con 8 basta”), dejando que la acción fluya, asimismo con movimientos de cámara en mano para acentuar el tono documentalista, con tomas subjetivas, además de imprimir un patinado cromático apagado para meternos en la melancólica y patética historia, y todo esto adornado por la música de Marvin Hamslich (“Bananas” o “La espía que me amó”), dotando de ritmo y sabiendo amoldarse a los momentos tristes. A esto se suma una magnífica edición de Ralph Rosenblum (“Los productores”, “El dormilón” o “Annie Hall”), que dota de coherencia y cadencia óptima narrativa los diferentes saltos en el tiempo entre los flash-back.
Woody allen borda su rol de perdedor, haciéndolo encariñable, enternecedor, con un lenguaje gestual y físico formidable, al servicio del humor, es el centro de todo, de hecho los secundarios son apoyos para su descacharrante humor. Janet Margolin es una presencia blandita sin mucho alma.
Por supuesto que no es redonda, adolece de desequilibrio en el ritmo, posee un arranque poderoso, pero a medida que discurre metraje se desinfla un poco, decayendo cuando aparece el elemento romántico, no encajando, y haciendo chirriar en algún momento el desarrollo. La acumulación de gags termina por dar la sensación de guión errático, mera excusa para sucesión de momentos cómicos, con plúmbeo hilo conductor, asimismo el tropel de gags no son todos sólidos, algunos caen en lo previsible o se pasan de rosca, como en el de que aparece un gorila (canta es un tipo disfrazado) en la tienda de mascotas.
Spoiler:
Su divertido final con Virgil atracando en plena calle a un tipo que descubre es un amigo de la infancia, mientras Virgil lo desvalija charlan de los viejos tiempos, pero se produce un giro final, cuando Virgil se va a ir el antiguo colega le dice que ahora es policía y lo detiene de modo flemático, y oímos que la condena es de 800 años, pero que con buen comportamiento se puede rebajar a la mitad, y vemos a Virgil tallando algo en una barra de jabón (una pistola). Pues Allen rodó originalmente un final bastante más pesimista, muriendo Virgil tiroteado, pero cambió de conclusión ante los consejos de su montador Ralph Rosenblum.
Queda un prometedor debut, muy divertido pasarratos, del que ha pasado a ser uno de los Iconos del Séptimo Arte. Fuerza y honor!!!
La puesta en escena resulta estupenda para un principiante, con un meritorio trabajo en dirección de arte de Fred Harpman (“Defensa”, “La Maldición de Damien” o “Ricas y famosas”), rodando en la periferia de San Francisco, en la prisión estatal de San Quentin (100 presos hicieron de extras), esto pasado por el filtro de la notable fotografía de Lester Shorr (especialista en series tv “Bonanza” o “Con 8 basta”), dejando que la acción fluya, asimismo con movimientos de cámara en mano para acentuar el tono documentalista, con tomas subjetivas, además de imprimir un patinado cromático apagado para meternos en la melancólica y patética historia, y todo esto adornado por la música de Marvin Hamslich (“Bananas” o “La espía que me amó”), dotando de ritmo y sabiendo amoldarse a los momentos tristes. A esto se suma una magnífica edición de Ralph Rosenblum (“Los productores”, “El dormilón” o “Annie Hall”), que dota de coherencia y cadencia óptima narrativa los diferentes saltos en el tiempo entre los flash-back.
Woody allen borda su rol de perdedor, haciéndolo encariñable, enternecedor, con un lenguaje gestual y físico formidable, al servicio del humor, es el centro de todo, de hecho los secundarios son apoyos para su descacharrante humor. Janet Margolin es una presencia blandita sin mucho alma.
Por supuesto que no es redonda, adolece de desequilibrio en el ritmo, posee un arranque poderoso, pero a medida que discurre metraje se desinfla un poco, decayendo cuando aparece el elemento romántico, no encajando, y haciendo chirriar en algún momento el desarrollo. La acumulación de gags termina por dar la sensación de guión errático, mera excusa para sucesión de momentos cómicos, con plúmbeo hilo conductor, asimismo el tropel de gags no son todos sólidos, algunos caen en lo previsible o se pasan de rosca, como en el de que aparece un gorila (canta es un tipo disfrazado) en la tienda de mascotas.
Spoiler:
Su divertido final con Virgil atracando en plena calle a un tipo que descubre es un amigo de la infancia, mientras Virgil lo desvalija charlan de los viejos tiempos, pero se produce un giro final, cuando Virgil se va a ir el antiguo colega le dice que ahora es policía y lo detiene de modo flemático, y oímos que la condena es de 800 años, pero que con buen comportamiento se puede rebajar a la mitad, y vemos a Virgil tallando algo en una barra de jabón (una pistola). Pues Allen rodó originalmente un final bastante más pesimista, muriendo Virgil tiroteado, pero cambió de conclusión ante los consejos de su montador Ralph Rosenblum.
Queda un prometedor debut, muy divertido pasarratos, del que ha pasado a ser uno de los Iconos del Séptimo Arte. Fuerza y honor!!!