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TOM REGAN rating:
5
7.3
5,328
Western
Two tough westerners bring home a group of settlers who have spent years as Comanche hostages.
Language of the review:
- es
May 8, 2021
4 of 7 users found this review helpful
148/08(07/05/21) Fallido western menor del maestro en el género John Ford, tiene gran comienzo, con excelente presentación de este atípico (para los que nos tenía acostumbrado) anti-héroe encarnado por James Stewart, maravilloso canalla, egoísta, arrogante, sin escrúpulos, con alguna charla mordaz entre él y el soso rol al que da vida Richard Widmark, pero en cuanto llegan al poblado comanche todo me es un despropósito, las incoherencias y el atropello a la razón son demasiado. Fue un proyecto que Ford hizo solo por el dinero ($ 225,000 más el 25% de ganancias netas) y como un favor al director de Columbia Pictures, Harry Cohn, quien murió en 1958. Ford dijo que admiraba a Cohn como "una serpiente grande y brillante". El director detestaba el material de la novela de procedencia, “Comanche Captives” (1959) de Will Cook, creyendo que había tratado mucho mejor el tema en “The Searchers” (1956). Incluso después de que contrató a su guionista de mayor confianza, Frank Nugent (el responsable de “The Quiet Man”, “The Searchers” y otros ocho clásicos de Ford) para arreglar el guión, pero el director dijo que "todavía era una mierda", en una entrevista famosa posterior con Peter Bogdanovich repasando su carrera Ford dijo que esta cinta era "La peor mierda que he hecho en veinte años". Una película que nos habla del dolor de la pérdida (las familias que viven con el recuerdo de sus seres queridos raptados), del sentido del deber (del militar encarnado por Widmark), del racismo (la visión un tanto ambigua que se da aquí de los comanches), o de las segundas oportunidades (la que tiene el personaje encarnado por la argentina Linda Cristal). Todo además para un western disfuncional en el sentido en que no hay acción alguna, solo (que recuerde hay un disparo), y se produce en una escena de lo más chusca (spoiler), donde tampoco se exalta el escenario (marca típica de Ford), como si el genial director de “Las uvas de la ira” la hubiera hecho con desgana y con prisas de recoger su cheque.
Lo mejor es su primer tercio, con un arranque de comedia divertido, con esa presentación a lo Henry Fonda en “My Darling Valentine”, con el sheriff McCabe (James Stewart) de Tascosa (Texas) con traje sentado en el porche de un saloon/burdel con los pies en la barandilla y con el sombrero tapándole el rostro, se incorpora y un camarero le trae una cerveza, ello mientras llega una diligencia al pueblo, dos tipos pasan junto a él, y este los domina con altanería de Marshall. Aparece una columna del ejército y tiene una solaz charla con el teniente al mando Jim Gary (Richard Widmark), donde le viene a decir McCabe que su mayor preocupación es que su amante dueña del saloon (buena Annelle Hayes) le empieza a hablar de matrimonio. Gary le dice que su misión es llevarlo al fuerte (sin querer decirle el motivo), este acepta a regañadientes, por el camino se da la escena más famosa, una simple conversación sheriff-teniente a orillas del rio, muy ingeniosa en lo juguetón, comentando sobre mujeres, dinero e indios. Llegamos al fuerte y allí el Mayor Frazer (buen John McIntire) le encomienda la misión de traer de vuelta a varios secuestrados por los comanches a lo largo de lustros, ello por el ancestral método del trueque, nada de violencia (no quieren otra guerra india). Aquí sale a flote la vena de crítica anticapitalista cuando Frazer le pregunta al sheriff, ‘Cuánto cree usted que valen las vidas humanas, McCabe?’, y este de modo seco le responde, ‘A como este el mercado! Ni más, ni menos! McCabe se niega por lo poco que le pagan, al final acepta, porque el saca dinero de las familias. Siendo en este sentido lo mejor una negociación pragmática que tiene con el Sr. Wringle (buen Willis Bouchey).
Pero a partir de aquí la película se hunde en un lodazal de sin sentidos. Una vez que llegan sin espíritu aventurero alguno al campamento comanche, tienen una negociación tontorrona con el jefe indio Quanah Parker (que da grima en su apariencia caucásica, de hecho, era un actor alemán), sin tensión alguna, sin toma y daca (por cierto, de dónde sacó McCabe los rifles?), este gerifalte le entrega a dos secuestrados (otros dos se niegan a marchar), qué más da quienes sean (¿?)! Ah, uno de los entregados es la mujer (Linda Cristal dando vida Elena Madariaga) del pujante aspirante a líder comanche, Stone Calf (otro viraje cuasi-racista, pues este actor es negro como el tizón, que hace dando vida a un comanche? bueno, le ponen una cresta, entonces sí, puaj!), sin pies ni cabeza que Quanah se la robe sin esperar que este se vengue de él. Pero la subtrama con Stone Claf tiene un clímax aun más ridículo (spoiler), que dice mucho de la desgana con la que Ford hizo esta cinta. Ah se me pasaba por alto, resulta que el ejército contrata a McCabe porque sabe hablar comanche, y luego vemos que el jefe comanche habla bien el inglés, con lo que hablar el lenguaje indígena era innecesario. Luego llega con los dos secuestrados al fuerte, y donde había drama y congoja por los seres queridos entre los civiles colonos, ahora ha tornado en desidia y un racismo hiriente por como uno de ellos es un salvaje, que esperaban tras años con ellos? Y a la otra, la miran con desdén por haber sido amancebada con un comanche, y la pregunta que me salta aquí es, porque McCabe se trae a Elena si sabe que no es familiar de nadie de los colonos? Si nos han presentado a McCabe como un materialista que todo lo hace por plata, nadie le ha ofrecido nada por esta mujer, no tiene el menor sentido! Ahí más atropellos a la razón.
Los nativos comanches son retratados de modo racista, como salvajes secuestradores, no les dan motivaciones, simplemente se nos dice que atacan a los indefensos colonos para ‘robarles’ a sus niños. Luego se nos dice (en el grimante discurso de McCabe) que la vida de las mujeres en el campamento indio era vejatoria, Elena comenta que Stone Calf le pegaba, nos hablan de cómo son capaces de vender a personas por unos winchesters... (sigo en spoiler)
Lo mejor es su primer tercio, con un arranque de comedia divertido, con esa presentación a lo Henry Fonda en “My Darling Valentine”, con el sheriff McCabe (James Stewart) de Tascosa (Texas) con traje sentado en el porche de un saloon/burdel con los pies en la barandilla y con el sombrero tapándole el rostro, se incorpora y un camarero le trae una cerveza, ello mientras llega una diligencia al pueblo, dos tipos pasan junto a él, y este los domina con altanería de Marshall. Aparece una columna del ejército y tiene una solaz charla con el teniente al mando Jim Gary (Richard Widmark), donde le viene a decir McCabe que su mayor preocupación es que su amante dueña del saloon (buena Annelle Hayes) le empieza a hablar de matrimonio. Gary le dice que su misión es llevarlo al fuerte (sin querer decirle el motivo), este acepta a regañadientes, por el camino se da la escena más famosa, una simple conversación sheriff-teniente a orillas del rio, muy ingeniosa en lo juguetón, comentando sobre mujeres, dinero e indios. Llegamos al fuerte y allí el Mayor Frazer (buen John McIntire) le encomienda la misión de traer de vuelta a varios secuestrados por los comanches a lo largo de lustros, ello por el ancestral método del trueque, nada de violencia (no quieren otra guerra india). Aquí sale a flote la vena de crítica anticapitalista cuando Frazer le pregunta al sheriff, ‘Cuánto cree usted que valen las vidas humanas, McCabe?’, y este de modo seco le responde, ‘A como este el mercado! Ni más, ni menos! McCabe se niega por lo poco que le pagan, al final acepta, porque el saca dinero de las familias. Siendo en este sentido lo mejor una negociación pragmática que tiene con el Sr. Wringle (buen Willis Bouchey).
Pero a partir de aquí la película se hunde en un lodazal de sin sentidos. Una vez que llegan sin espíritu aventurero alguno al campamento comanche, tienen una negociación tontorrona con el jefe indio Quanah Parker (que da grima en su apariencia caucásica, de hecho, era un actor alemán), sin tensión alguna, sin toma y daca (por cierto, de dónde sacó McCabe los rifles?), este gerifalte le entrega a dos secuestrados (otros dos se niegan a marchar), qué más da quienes sean (¿?)! Ah, uno de los entregados es la mujer (Linda Cristal dando vida Elena Madariaga) del pujante aspirante a líder comanche, Stone Calf (otro viraje cuasi-racista, pues este actor es negro como el tizón, que hace dando vida a un comanche? bueno, le ponen una cresta, entonces sí, puaj!), sin pies ni cabeza que Quanah se la robe sin esperar que este se vengue de él. Pero la subtrama con Stone Claf tiene un clímax aun más ridículo (spoiler), que dice mucho de la desgana con la que Ford hizo esta cinta. Ah se me pasaba por alto, resulta que el ejército contrata a McCabe porque sabe hablar comanche, y luego vemos que el jefe comanche habla bien el inglés, con lo que hablar el lenguaje indígena era innecesario. Luego llega con los dos secuestrados al fuerte, y donde había drama y congoja por los seres queridos entre los civiles colonos, ahora ha tornado en desidia y un racismo hiriente por como uno de ellos es un salvaje, que esperaban tras años con ellos? Y a la otra, la miran con desdén por haber sido amancebada con un comanche, y la pregunta que me salta aquí es, porque McCabe se trae a Elena si sabe que no es familiar de nadie de los colonos? Si nos han presentado a McCabe como un materialista que todo lo hace por plata, nadie le ha ofrecido nada por esta mujer, no tiene el menor sentido! Ahí más atropellos a la razón.
Los nativos comanches son retratados de modo racista, como salvajes secuestradores, no les dan motivaciones, simplemente se nos dice que atacan a los indefensos colonos para ‘robarles’ a sus niños. Luego se nos dice (en el grimante discurso de McCabe) que la vida de las mujeres en el campamento indio era vejatoria, Elena comenta que Stone Calf le pegaba, nos hablan de cómo son capaces de vender a personas por unos winchesters... (sigo en spoiler)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
... El asimilado joven comanche lo vemos como una alimaña nerviosa y asesina, y esto me es bochornoso, pues supongo que Quanagh le habrá dicho porque lo manda con McCabe, y si no podría decírselo y hacer de intermediario McCabe que sabe comanche (idioma que no pronuncia en todo el film). Como es que McCabe no intenta apaciguar en momento alguno al chico? Se desentiende como de la mierda, un sinsentido.
A cambio de esta visión simplista-racista, Ford lo intenta compensar con la hipocresía de los blancos en el trato de los pobres secuestrado, a uno lo encarcela (al que los civiles observan cual freak de feria) y amarran, y a la otra humillan con sus miradas inquisitorias y sus cotilleos. Así como su reduccionismo moral en la muerte de un personaje y como se vengan (eso sí, Ford no deja de poner un ridículo toque al hacer ver un linchamiento como un acto de justicia reglamentaria con su juicio y abogado defensor, puaj!).
Ford entre medias nos cuela un insulso romance entre una joven colona, Marty Purcell (bonita Shirley Jones) y el teniente, expuesto con prisas y con cero emoción, un apósito chusco. Pero es que momentos chuscos impropios de John Ford hay muchos, ejemplo es ese sargento barrigudo Posey (chistoso Andy Devine) en medio de una pelea echando a contrincantes al rio con barrigazos propios del Oliver Hardy de la pareja ‘El Gordo y el Flaco’, o como ‘acaba’ Marty con los ‘acosadores’ hermanos Cleggs con un puñado de harina.
Spoiler:
El personaje de Elena me es bastante confuso, una mujer mexicana que lleva años conviviendo con un comanche, que no sabe si irse con McCabe o no a la ‘civilización’, luego en un par de charlas con McCabe se enamoran. Este mata en una ridícula escena a su marido y esta se tira al suelo a hacer un ritual comanche con arena. En qué quedamos, le quería o no? Tampoco entiendo que pretenda encontrase a gusto entre los colonos norteamericanos, pues que pinta ella ahí, no es que sea una mujer que ha vivido con un comanche (que lo es), e que es mexicana, y esto es otro rasgo para que los colonos sean unos racistas. De hecho, mi pregunta es porque no se marcha a México en busca de lo que quede de su familia?
James Stewart es el centro de la cinta, su evolución es el corazón moral de la historia, su supuesta historia de redención. Pero lo que era un personaje de gañán maravilloso en su primera parte, torna en de repente por mor de unas charlas inanes con Elena en gran defensor de causas perdidas, no me lo creo, y me resulta especialmente estridente en la ‘regañina’ que da en medio del baile en el Fuerte, hablando de la hipocresía de los allí presentes, cuando es él el mayor demagogo. Punto aparte es la vuelta del campamento comanche, no se sabe porque deja a al teniente Gary con el muchacho, cuando son mil dólares para el sheriff, y en cambio se queda con Elena para esperar a Stone Calf, un sin sentido más. Porque poner en riesgo sus vidas? El colmo es el modo infantiloide en que aparece Stone Calf haciendo ruido en medio de la noche y yendo de cara con un cuchillo en mano, en vez de uno de los winchester que McCabe dio a los comanches (hubiera sido justicia poética que Stone Calf hubiera matado a McCabe con uno de sus rifles), pero no, este resulta el más tonto de los guerreros, sabiendo que McCabe lleva armas de fuego, quedando una escena de acción idiotesca, que incluso en su ridiculez pudo inspirar la muerte del espadachín árabe de “Indiana Jones: En busca del Arca perdida”, haciendo filigranas frente a el arqueólogo y este respondiendo de modo flemático con un disparo letal. Y me asalta otra duda, porque Stoen Calf va solo a recuperar su esposa?
Es un cuasi-borrón en la filmografía impresionante fordiana. A la que le he dedicado más espacio del que debería, pero solo porque se trata del creador de “La diligencia”. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2021/05/dos-cabalgan-juntos.html
A cambio de esta visión simplista-racista, Ford lo intenta compensar con la hipocresía de los blancos en el trato de los pobres secuestrado, a uno lo encarcela (al que los civiles observan cual freak de feria) y amarran, y a la otra humillan con sus miradas inquisitorias y sus cotilleos. Así como su reduccionismo moral en la muerte de un personaje y como se vengan (eso sí, Ford no deja de poner un ridículo toque al hacer ver un linchamiento como un acto de justicia reglamentaria con su juicio y abogado defensor, puaj!).
Ford entre medias nos cuela un insulso romance entre una joven colona, Marty Purcell (bonita Shirley Jones) y el teniente, expuesto con prisas y con cero emoción, un apósito chusco. Pero es que momentos chuscos impropios de John Ford hay muchos, ejemplo es ese sargento barrigudo Posey (chistoso Andy Devine) en medio de una pelea echando a contrincantes al rio con barrigazos propios del Oliver Hardy de la pareja ‘El Gordo y el Flaco’, o como ‘acaba’ Marty con los ‘acosadores’ hermanos Cleggs con un puñado de harina.
Spoiler:
El personaje de Elena me es bastante confuso, una mujer mexicana que lleva años conviviendo con un comanche, que no sabe si irse con McCabe o no a la ‘civilización’, luego en un par de charlas con McCabe se enamoran. Este mata en una ridícula escena a su marido y esta se tira al suelo a hacer un ritual comanche con arena. En qué quedamos, le quería o no? Tampoco entiendo que pretenda encontrase a gusto entre los colonos norteamericanos, pues que pinta ella ahí, no es que sea una mujer que ha vivido con un comanche (que lo es), e que es mexicana, y esto es otro rasgo para que los colonos sean unos racistas. De hecho, mi pregunta es porque no se marcha a México en busca de lo que quede de su familia?
James Stewart es el centro de la cinta, su evolución es el corazón moral de la historia, su supuesta historia de redención. Pero lo que era un personaje de gañán maravilloso en su primera parte, torna en de repente por mor de unas charlas inanes con Elena en gran defensor de causas perdidas, no me lo creo, y me resulta especialmente estridente en la ‘regañina’ que da en medio del baile en el Fuerte, hablando de la hipocresía de los allí presentes, cuando es él el mayor demagogo. Punto aparte es la vuelta del campamento comanche, no se sabe porque deja a al teniente Gary con el muchacho, cuando son mil dólares para el sheriff, y en cambio se queda con Elena para esperar a Stone Calf, un sin sentido más. Porque poner en riesgo sus vidas? El colmo es el modo infantiloide en que aparece Stone Calf haciendo ruido en medio de la noche y yendo de cara con un cuchillo en mano, en vez de uno de los winchester que McCabe dio a los comanches (hubiera sido justicia poética que Stone Calf hubiera matado a McCabe con uno de sus rifles), pero no, este resulta el más tonto de los guerreros, sabiendo que McCabe lleva armas de fuego, quedando una escena de acción idiotesca, que incluso en su ridiculez pudo inspirar la muerte del espadachín árabe de “Indiana Jones: En busca del Arca perdida”, haciendo filigranas frente a el arqueólogo y este respondiendo de modo flemático con un disparo letal. Y me asalta otra duda, porque Stoen Calf va solo a recuperar su esposa?
Es un cuasi-borrón en la filmografía impresionante fordiana. A la que le he dedicado más espacio del que debería, pero solo porque se trata del creador de “La diligencia”. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2021/05/dos-cabalgan-juntos.html