Teniendo en cuenta que los Westerns de ahora no se parecen en nada a los que se hacían antes, he de decir qué ésta película es una más de ellas. Aquí no aparecen los Indios en ninguna parte de la película, cuándo en las películas de los años 1950 eran por así decirlo, los protagonistas principales de las mismas. En ésta se ven unos enfrentamientos a oscuras, que yo no había visto nunca jamas en una película del Oeste. En las nuevas películas está claro que se le da una gran importancia a la fotografía, cosa que ya ocurrió en Los Odiosos Ocho. Pero a mí por encima de todo lo que más me ha gustado y que por eso le he dado un 7, ha sido la interpretación de los protagonistas. Sobre todo las de Phoenix y Reilly. He visto a estos actores en muchas películas y no me han gustado tanto cómo en ésta. Sobre todo Reilly, qué está fenomenal. A Gyllenhaal también le doy un sobresaliente, pero quizás un poco por debajo de los Hermanos. El guión se sale un poco de lo común en un Western. Y es que los Hermanos son unos sicarios dirigidos por un tal Comodoro, cosa que en muchos de los Westerns que se hacían antes, nunca se ha tratado. O por lo menos yo no lo recuerdo. La primera imagen de la película es estremecedora, cuándo a oscuras se ven los destellos de los tiros de los contendientes. Y claro, ésto es lo que se supone debió de ocurrir en muchos momentos en los años 50 del siglo XIX. Porque la luz eléctrica aún no se había inventado. Película muy interesante de ver, dónde se vuelve a demostrar qué el hombre muchas veces muere por su ambición. En éste caso por la consecución del oro que por aquel entonces se buscaba a diestro y siniestro por las tierras Californianas. Si eres seguidor de ésta clase de películas, ve a verla. Es probable que salgas del cine satisfecho.