Tras la más que destacable Re-animator (Stuart Gordon, 1985), que compartía tanto director, como protagonista y el hecho de adaptar al célebre escritor H. P. Lovecraft, estaba claro que la productora Empire (Ghoulies, 1984), no iba a perder la oportunidad de estirar el chicle, y aquí está el resultado. La película está dirigida por un auténtico avezado en el cine de género, con títulos como la nombrada Re-animator (1985), o Dolls (1987), además, está protagonizada por Jeffrey Combs (Un Castillo Alucinante, 1995), y Barbara Crampton (Todavía Estamos Aquí, 2015).

El doctor Pretorius (Ted Sorel) y su colega, el doctor Tillinghast (Jeffrey Combs), trabajan en un experimento sensacional. A través de la estimulación de la glándula pineal quieren abrir la mente a dimensiones superiores. Cuando el experimento tiene éxito son atacados por unas terribles formas de vida...(FilmAffinity)

Compartiendo el mismo modus operandi que Re-animator, Re-sonator es una auténtica delicia de serie B, con una generosa cantidad de efectos prácticos sanguinolentos y plagados de fluidos corporales, y una trama loca a más no poder llevada de forma gamberra. El principal problema de la película que nos ocupa, es que a la hora de pretender emular una película tan reconocida, fracasa a la hora de dotar de ritmo el metraje en ciertos momentos, y aunque esto no impide que el espectador este continuamente entretenido, le pasa factura al conjunto del film. Las interpretaciones están esperpénticas intencionadamente, elemento que le queda bien al conjunto de la película, y el guión, que combina ciencia ficción con terror, es una escusa que el espectador comprará, para que se suceda la casquería que este espera.

Aunque mucho menos conocida que Re-animator, el film que nos ocupa es una película a destacar dentro de la serie B, que aún con sus puntos flacos, que no son pocos, consigue su cometido, divertir.

Nota personal 6/10