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Spain Spain · Valladolid
noe rating:
8
War. Drama The Battle of Iwo Jima, fought in the winter of 1945 on a rocky island south of Japan, brought a ferocious slice of hell to earth: in a month's time, more than 22,000 Japanese soldiers would die defending a patch of ground a third the size of Manhattan, while nearly 26,000 Americans fell taking it from them. The battle was a turning point in the war in the Pacific, and it produced one of World War II's enduring images: a photograph of ... [+]
Language of the review:
  • es
September 23, 2010
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Banderas de nuestros padres es una película bélica que se podría considerar una crítica a las guerras, aunque es más acertado definirla como una crítica a la visión heroica que la cultura norteamericana tiene sobre las contiendas.

Al igual que Cartas desde Iwo Jima, la otra película que Eastwood dirigió ese mismo año, Banderas de nuestros padres narra la batalla que se libró en el Pacífico entre norteamericanos y japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Si Cartas… es narrada desde el bando japonés, Banderas… cuenta las hazañas de los soldados norteamericanos centrándose en los tres supervivientes que fueron fotografiados colocando una bandera de EEUU en una montaña de la isla de Iwo Jima. El film muestra a unos casi niños ilusionados, como si de juguetes nuevos se trataran, ante la grandeza de los barcos, ante la potencia de los bombardeos. Sin embargo, pronto se dan cuenta de la crudeza que están viviendo, de lo poco que vale una vida humana en una guerra, de lo gris que es todo en Iwo Jima.

La historia es narrada con saltos en el tiempo, tomando como hilo para la narración la investigación que realiza el hijo de uno de los protagonistas.

Eastwood no tiene reparos en demostrar los horrores de la guerra, así como los “juguetitos” utilizados en ellas que hacen las delicias de los amantes del cine bélico (tanques, aviones, barcos, bombardeos por doquier). Es cierto que se agradece los descansos que los saltos en el tiempo proporcionan. Aunque esta estructura también tenga su lado negativo, y es que es necesario estar muy atento desde el principio para recordar y diferenciar a todos los personajes, que bajo el casco del ejército no son tan distintos.

Eastwood quiere dejar claro que una guerra no es un juego de niños, que los que salen vivos de ella no vuelven a ser los mismos, que el patriotismo en ese infierno no vale para nada. Pero sobre todo, de héroes va la cuestión. Cuestiona firmemente la heroicidad que se promulgó hacia los que volvieron de una guerra aún no acabada, heroicidad que tapa cuestiones económicas, heroicidad que se olvida de los muertos y de los que siguen a pie de cañón. No es un ataque hacia la guerra, tampoco un halago, pero Eastwood se quiere centrar en la ridiculez que supone las muestras heroicas hacia los soldados cuando ellos mismos aún están viviendo el infierno de los recuerdos. “No soporto que me llamen héroe. Lo único que hice fue intentar que no me mataran”, promulga Ira Hayes, el que peor lleva la vuelta a ese mundo norteamericano de propaganda.

El talento y la habilidad de Eastwood es incuestionable, y más a estas alturas. Quizás falla la originalidad en las escenas del desembarco, que recuerdan minuciosamente a las de Salvar al soldado Ryan. Pero el resto del trabajo: perfecto. Especialmente el trabajo con los personajes, el del pelotón… a los que se quiere y gracias a ello te enganchas más a esta película.
noe
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