Siempre he apreciado la labor de Polanski, considero que es un director con un estilo muy propio, sabiendo darle identidad propia a sus películas, quizá no tanto en la actualidad. Pero sus obras de juventud eran toda una muestra de originalidad, peculiaridad y atrevimiento.

Estos adjetivos son tal vez la mejor forma de describir, y hasta de piropear, esta obra. Polanski interpreta a un joven que se muda a un piso dónde su última inquilina murió, el personaje de Polanski se verá inmerso en una serie de desdichas con todo el mundo que habita en el bloque cayendo en la mayor locura a la vez que intenta resolver el misterio de la muerte de la anterior película.

Al igual que otros films del director polaco, emplea elementos ya propios de su filmografía usando elementos tan triviales haciendo una simbiosis entre lo grotesco y lo esperpéntico. Realmente, el uso de esta técnica dota a la película de una atmosfera extraña e incluso, por momentos, desagradable. Este hecho hace que la película adquiera identidad propia, transmitiendo un ambiente angustioso muy conseguido.

La trama se sigue con gran interés, pero peca de ser una cinta que puede llegar a hacerse algo lenta. No llegué a aburrirme por ningún momento, pero sí que encontré que en su segunda hora le faltaba algún estímulo, pues su ritmo se ralentizaba exageradamente. Se podría haber transmitido todo aquello que hubiera querido su realizador sin emplear tanto metraje, que empañan un poco el resultado final.

“El Quimérico Inquilino” es, siendo de quien es, una atípica y extraña película que sabe mezclar el suspense con toques de terror y angustia con lo grotesco y esperpéntico. Elementos que la hacen una obra muy peculiar que merece ser vista no sólo para los seguidores de Polanski, si no por todos aquellos que busquen algo diferente y hasta cierto punto, enfermizo.