Si me creo el cuento de Harry Potter, o la guerra de las galaxias, o juego de tronos, o yo qué sé, tantas historias que nos cuentan, ¿por qué no me he de creer esta? ¿Que es imposible que pase en la realidad? Pues sí. Pero al cine no vamos para eso ¿verdad? Aunque también sirva para cuando nos cuentan algo real, el cine está para servirnos este tipo de historias que devoramos una y otra vez a pesar de saber cómo y a qué saben. Hacía como unos 20 años que no la veía y, mira por donde, me gustó aun más a pesar de mi cinismo por el amor entre seres humanos, o quizás por eso me la creí, porque es algo que solo se ve en el cine. En la realidad somos bastante más idiotas como para creer y mucho más cobardes para sentir.
Sigue encantándome cada uno de los personajes que vemos, me sigo riendo con Whoopi, me sigo enamorando de Patrick y me sigo emocionando con Demi. ¡Qué le vamos a hacer! No esperaré otros 20 años para revisarla.
Por cierto, ahora que soy una persona más madura, y que vi mucho más cine, y mucho más sesudo y patatín patatán, le subí la nota, más que nada porque esta película envejeció mejor que yo