Y la rarita, a vender cupones. Y del Toro, deportado a Guantánamo.
Debo ser mala persona. Hay un tipo de películas con sabor a algodón de azúcar que despiertan en mí deseos macabros de que todo salga mal. Me pasó con E.T. Cuando era sólo un preadolescente. Cuando en el cine parecía que se moría y todo el mundo soltaba la lagrimita, yo me partía la caja de risa.
Aquí igual. Es que lo único bueno que puede decirse es que visualmente está conseguida. Por lo demás, la pseudo-Amélie - ya lo ha dicho alguien- y el boquerón X-Men no me despiertan nada. Indiferencia.
Un cuento para adultos con Oscar. Vaya m. Y pesado. Y lento.
Del Toro. Coge el Premio, cambia la fecha, y le pones el año del Laberinto del Fauno.
Y luego vete a rodar Bridget Jones 5.