Buena adaptación de la famosa novela de Laura Esquivel. Buena, ni brillante ni sobresaliente, buena.

El libro es infinitamente superior a su adaptación cinematográfica. Una novela encantadora, apasionante, sencilla en apariencia pero de enorme profundidad y con un claro protagonista, México.

Una maravillosa historia enmarcada en la revolución de los Villa y Zapata, con una familia, De la Garza, que viene a representar ese México de opresores, oprimidos y revolucionarios. Una historia de amor, con Tita y Pedro como eje central de la trama, una gran antagonista, Mamá Elena (como ese México opresor), unas tradiciones, una cultura, ese entrañable personaje llamado Nacha, el realismo mágico tan brillantemente manejado por Esquivel, esa escritura tan fluida y, por supuesto, la cocina. Las tortas de Navidad, las codornices con pétalos de rosa, el caldo de colita de res, el chorizo norteño o los chiles en nogada forman parte de esta mágica y deliciosa novela.

Una historia así no es fácil de llevar a la pantalla, pero Alfonso Arau y la propia autora lo intentaron y el reto les salió bien. Con una muy cuidada ambientación, unos diálogos que en muchas ocasiones son pasajes exactos de la novela y buenas actuaciones, entre otras tantas cosas, consiguieron crear una adaptación digna. Pero la novela, qué queréis que os diga, está muy por encima.