Si bien parece ser esta entrega, el comienzo de una saga de cierto renombre en lo que acción se refiere, su inicio no podría ser más mediocre.
Estamos ante una película que establece los tópicos más clásicos del cine de espías y conspiración, y si esos tópicos que se establecen me resultan un tanto de aborrecibles no es a causa de la misma, si no producto de las imitaciones que la seguirán, como es el caso de Misión imposible, James Bond, Jack Reacher, o hasta el jodido Jhonny English, su predictibilidad nace de una visión retrospectiva, y por ello, no soy el mejor para juzgarla.

El misterio que envuelve al personaje es una de sus mayores virtudes y que la acción sea circular dota de más carisma a la cinta en vez de plantearnos una clásica historia del gato contra el ratón. (Bourne persigue las pistas que le llevan a descubrir su identidad, su identidad es conocida por Treadstone, y Treadstone persigue a Bourne)

Las escenas de violencia, en particular la del sicario romano, están excesivamente edulcoradas con sonidos agregados, hasta tal punto que se me antoja desagradable y remarcable.

La historia de amor me parece un perfecto ejemplo de como funciona el Síndrome de Estocolmo, de otra forma no lo entiendo.