El Gillian Armstrong nos ha engañado como a chinos, ha querido mostrarnos un producto que no se parece nada a la idea original. Vamos, que nos ha dado gato por liebre.

En un primer momento fui a ver la película con la intención de conocer más en profundidad a este famosísimo personaje, ya que a lo largo de toda mi vida he escuchado mucho hablar acerca de él, pero nunca he buscado información ni nada al respecto de su biografía. Consideré que esta sería una buena oportunidad para conocer más en profundidad y de primera mano, lo más interesante de su vida.
Sinceramente creí que me encontraría con un Harry Houdinni niño y la historia iría avanzando paulatinamente hasta que llegaríamos a la edad adulta, donde se convierte en mito de multitudes. Pues nada de nada. En resumen el film es como la vida de Houdinni, una mentira, un engaño, una ilusión o una estafa. Comenzando por su título, hay que dejar claro que Houdinni nunca fue un mago, porque no hacía trucos de magia, sino escapismo. Durante el metraje la hora y media que dura, solo conoceremos del personaje la gran obseción que sentía por su difunta madre y el hecho de descubrir a falsos medium y espiritistas. De forma lenta y aburrida el guión nos cuenta un poco de su vida y nos envuelve en una falsa historia de amor, que en realidad no hay Dios que se la crea. Todo resulta falso, desde el comportamiento de la madre y la hija, hasta el maquillaje. Es increible como Catherine Zeta-Jones hasta siendo una mujer pobre y harapienta está irresistible, suspenso a los encargados de maquillaje.

Sin lugar a dudas gran decepción de película, solo recomendable para disfrutar de la gran belleza de su actriz principal y para ver un domingo por la tarde después de almorzar.