En su segunda película, el realizador Haroldo Fajardo narra la historia de un personaje de nombre Gerardo, vocalista que lidera una banda de rock con cierta fama, la cual se incrementa cuando son invitados a formar parte de un importante festival.

Esto le trae a Gerardo una serie de conflictos con los que no puede lidiar por lo que es arrastrado, según la sinopsis, a un espiral decadente de excesos y autodestrucción.

El principal problema de una película de personaje es que este no tenga el desarrollo adecuado, como es el caso de ‘La incertidumbre’, en la que el personaje principal es retratado de manera tal que la percepción que el espectador se forma de él es negativa.

Al Gerardo que se nos presenta en ‘La incertidumbre’, se lo presenta como un tipo hasta cierto punto exitoso, tiene un bar y una banda que empieza a despuntar, pero el solo se la pasa tomando cerveza y ligando a las chicas, siempre con una actitud de arrogancia a la que se le suma la actitud del actor que le da vida, un combo que a los 20 minutos de la película se torna un tanto insoportable.

Así, la película resiente el fallido trazo de su personaje principal, así como la carente profundidad en el tratamiento de la historia, donde nunca se lo percibe envuelto en una situación que lo lleve a la autodestrucción, además de algunos diálogos que se perciben imposibles de pronunciar en situación alguna, ya ni mencionar el bajo nivel de las actuaciones en general.

Lo que si destaca es su trabajo en la fotografía en blanco y negro, que brinda a la película desde el aspecto visual lo más destacado de un relato que, al igual que su protagonista, se pierde poco a poco.

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