La quinta película del realizador y guionista francés Éric Bresnard es una comedia romántica al uso, con la particularidad de poner a un personaje con síndrome de Asperger en el centro del relato.

Louise (Virgine Efira) es una mujer viuda con dos hijos que está complicada para mantener su casa y negocio ante las fuertes deudas que la aquejan y el acoso del banco, pero un día atropella con su auto a un tipo de nombre Pierre (Benjamin Lavernhen).

Pierre resulta un tipo especial, con bastantes habilidades y con quien sus hijos conectan fácilmente, y que de pronto empieza a cambiar para bien el entorno de Louise.

La película intenta alejarse de las típicas películas románticas haciendo uso de un aura mágica, con imágenes idílicas que solo revisten una improbable y forzada relación entre la madre y el joven.

El padecimiento de Pierre solo es utilizado para dar forma a ese romance que existe sólo porque está escrito en el guión, con tanta insistencia que lo vuelven agotador en exceso, en un relato que no para de mostrar lo genial y hasta mágico de la personalidad de Pierre, esto para justificar un enamoramiento que en la pantalla nunca se percibe, y lo hace de la peor manera, con planos por demás cursis que desbordan más miel de la que se produce en la granja y subrayando con la música cada momento sentimental de manera más que obvia.

Una película que se pretende amable y de buenas intenciones pero que no consigue contagiar lo que se plantea.


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