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Poland Poland · Suena Wagner y tengo ganas de invadir
Normelvis Bates rating:
7
Comedy. Romance Beautiful manicurist Reggie Allen has a plan to marry for money. One of her clients, paraplegic ex-aviator Allen Macklyn, is rich and has an eye for Reggie. However, things get a little crazy when Theodore Drew III enters her life. After losing his family fortune in the stock market crash, Ted looks to marry the daughter of a pineapple baron to keep life easy. Ted invites himself over for a prolonged stay at Reggie's and his wacky sense ... [+]
Language of the review:
  • es
April 22, 2010
20 of 23 users found this review helpful
La candidata se llama Regi Allen, una manicurista del lujoso hotel Savoy-Carleton de Nueva York obsesionada por el dinero, y las manos a través de la mesa del título original son las suyas y las de sus ricos y despreocupados clientes. Regi aspira a tocar algo más que sus manos, quiere cazar a un millonario que la saque de la pobreza, irse del hotel y volver a cruzar sus puertas envuelta en visones y perfumes, pedir que le hagan la manicura en su suite mientras paladea una copa tras otra de champagne. El destino le pondrá en bandeja de plata no uno, sino dos aspirantes a príncipe azul. El primero es Allen Macklyn, un ex-aviador paralítico que malinterpreta la amistad y el afecto de Regi y se enamora candorosamente de ella. El otro es Theodore Drew III, el inmaduro y tarambana heredero de un imperio económico... que se ha derrumbado tras el crack del 29 y anda buscando lo mismo que Regi: una rica heredera que le permita pasar los días sin dar un palo al agua.

¿Qué es más importante en la vida, el dinero o el amor? ¿Sacrificaríamos el amor auténtico y nuestra felicidad a cambio de la seguridad que proporciona el dinero? Estas son las preguntas, mucho más viejas que el cine, a las que intenta dar respuesta Mitchell Leisen en esta peli, una de sus primeras obras, tal vez no de las mejores, pero en la que aparecen ya algunas de las constantes que hacen tan personales y fácilmente reconocibles sus cintas: la combinación de elementos cómicos y contrapuntos dramáticos, los excelentes diálogos, la ágil y sabia distribución del tiempo y el espacio narrativos, la chispa y la química entre una pareja de grandiosos actores, aquí la irrepetible Carole Lombard, una de las reinas indiscutibles de la comedia clásica, y un jovencísimo Fred MacMurray en un papel diametralmente opuesto a los que le dieron la fama algunos años después. Un sereno Ralph Bellamy completa un trío protagonista muy difícil de batir.

A pesar de todo lo dicho, la peli está un peldaño por debajo de algunas de las mejores comedias de Leisen. Tiene momentos divertidísimos, Lombard está, como siempre, deliciosa y saca provecho de su inigualable vis cómica, y ver a MacMurray haciendo el animal y yendo de locura en locura también tiene su gracia, pero al conjunto le falta fuerza, como si Leisen le dieran miedo las curvas de su historia y no se hubiera atrevido a pisar a fondo el acelerador. Hacia el tramo final el equilibrio entre drama y comedia se rompe y la trama central entra en una vía muerta, el ritmo languidece y el desenlace es más bien tibio y conformista. Se echan también en falta personajes secundarios más trabajados y consistentes, en los que podría haber descansado el argumento en los momentos de cansancio.

Y sin embargo, ya me gustaría a mí ver más pelis como esta en una sala de estreno. Hay más cine en un Leisen a medio gas que en toda la cartelera cinematográfica actual. Haceos un favor y vedla. La disfrutaréis. No en vano estamos hablando del Rey de la Comedia. O casi.
Normelvis Bates
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