Tenía una crítica elaborada a raíz del recuerdo que este trabajo me dejó cuando lo vi hace más de una década. Sin embargo, su fama, la elevada nota que tiene en esta página y los premios que se llevó, nada menos que cinco Oscars, incluido el de mejor película, además de otras cuatro nominaciones, hacen merecer a "El Cazador" de una segunda oportunidad mediante un nuevo visionado... tras el cual sale uno nuevamente decepcionado. Si ya entonces me pareció una obra vacía, ahora me lo ha resultado mucho más. Se nos vende como un retrato, no de los estragos de la guerra, sino de la amistad pero en realidad no es ni una cosa ni la otra. En todo caso, del delirio humano, porque no me digáis que no hay que estar como un cencerro para hacer lo que hacen estos.

"El cazador" se divide en tres partes, de algo más de una hora cada una, salvo la segunda, un poco más corta, que a la vez sirven para explicar el argumento: la situación "idílica" de unos hombres, el sufrimiento de la guerra y el retorno a casa, con los traumas consiguientes. Lo malo es que ninguna de ellas es convincente, incluso creíble con este afortunado juego, para los que les conviene a Cimino, de la ruleta rusa. "El cazador" no tiene nada, ni diálogos, ni reflexiones, ni análisis, ni siquiera una historia, lo cual es un grave inconveniente. Sólo hay personajes, alguno ya tocado antes del conflicto, interpretados por un formidable reparto, y eso sí, un envoltorio formalmente irreprochable aunque bastante largo. Al final, se queda sólo en eso, la apariencia de buena película.