La falta de originalidad del terror japonés en menos de una década, más bien se acerca al lustro, es alarmante. Se trata otra de vez de copiar los mismos elementos, centrados en fantasmas de niña con los pelos largos y negros. ¿Dónde habremos visto esto ya? Aquí para que no haya más dudas le añaden lo de "El pozo", que si bien podría ser una marca de embutidos, es simplemente otra apropiación de "The Ring" (1998), lo mismo que las extrañas visiones de la periodista. Pues no, la de Hideo Nakata sigue siendo única, no existe parangón posible entre ésta y el resto de imitadoras pero siempre en sus aspectos más superficiales.

En esta ocasión se trata de la continuación de "Llamada perdida" (2003), es decir, "Llamada perdida 2", con otro director, otra historia y nos preguntamos si con otro asesino. La película aguanta unos tres minutos, justo el tiempo para que aparezca la primera de sus varias incoherencias. Resumiendo, aquí han cocinado una continuación que se saca de la manga las reglas en cuanto la actuación del espectro para un relato embrollado, extremadamente largo en su final en la mina, más de 40 minutos, y pasado de rosca dramáticamente. Si te acuerdas de "Bobobo" (2003-2005), te puedes echar unas risas porque es igual de absurdo.