En realidad "Lionheart" no es una gran película pero algo tiene que tener para que habiéndola visto por primera y única vez hace unos 20 años uno recuerde secuencias y diálogos completos. La historia, aunque parece una mera excusa para ver a Van Damme en acción, tiene cierto trasfondo, y sus peleas aunque con bastante poco realismo y bastante concesión a la estética, gustan de ver.

Como apunto en el título el planteamiento resulta atractivo por la similitud con los videojuegos. Unas cuantas peleas, diferentes escenarios y combates como si fuera el "Street Fighter 2". Claro que se echa de menos que ya puestos se hubiera jugado más con el escenario, que en el mismo hubiera algo más que haga las peleas más interesantes.

Película entretenida, con una buena banda sonora y con un mensaje bienintencionado, contiene momentos de cierto dramatismo por la grandeza del protagonista. Por ejemplo, el final es particularmente intenso. De todos modos, si no nos acaba tocando la fibra sensible siempre nos quedarán las patadas y puñetazos que suelta Van Damme a todos sus contrincantes.